Compostela, Nay. A casi dos meses de que las playas de Nayarit fueran cerradas a la actividad turística, como una de las principales medidas de mitigación para evitar la expansión del coronavirus, hay un notorio cambio tanto en el color del agua marina como en la fauna que habita en el océano, Octaviano Figueroa Salazar, activista social en la playa de Rincón de Guayabitos, en Compostela, señala que en las últimas semanas el agua se ve muy limpia, transparente, pero lo más sorprendente es que hay cardúmenes de peces bastante cerca de la playa, al grado que se pueden admirar desde la arena o de alguna terraza casera cercana a la franja marítima.
“Los cardúmenes de peces se han acercado muchísimo a la playa, ahora vemos cardúmenes que no veíamos antes, muchísimos; cuando a la gente le permiten pescar y ha habido casos que tienen que salir a pescar para comer, para darles a sus hijos, la verdad es que les va muy bien, con las mínimas artes de pesca obtienen buenas cosechas, buena pesca”, expresó Figueroa.
Añadió que entre el hambre y la nula posibilidad de algunas familias de tener una lancha que les permita salir a pescar, el ingenio para comer ha salido a flote, “te pongo un ejemplo, una familia salió en una bañera de esas de plástico, de esas cafés con un chinchorrito pequeño con eso rodearon un cardumen, les fue de maravilla, nomás para que te des una idea del ingenio y la necesidad de la gente, hasta regalaron pescado, les fue re bien”.
Dijo que los pelícanos que permanecen generalmente en la playa y que por años han estado acostumbrados a que el turismo les dé de comer, sin necesidad de recurrir a buscar su propio alimento, tras la ausencia de personas tuvieron que ir por su propia comida, y actualmente, desde temprana hora, dichas aves revolotean sobre el mar y pescan.
Rincón de Guayabitos tiene una enorme playa cuyo principal atractivo es que durante todo el año parece una alberca gigante, ya que la gente se puede meter al mar y caminar hacia el fondo con un mínimo de profundidad y sus olas son realmente bajas; además que a escasos 10 minutos en lancha, existe la Isla Coral, de arena blanca, azul profundo y que permite la práctica del snorkel sin dificultad alguna, además, de diciembre a abril, las ballenas hacen de éste espacio su hábitat preferido para dar a luz a sus ballenatos y otras más se aparean y regresan a Alaska.