Londres. El controvertido Dominic Cummings, "asesor especial" de Boris Johnson, pudo haber cometido una "infracción menor" de las normas de confinamiento sin mayores consecuencias, afirmó el jueves la policía, cerrando así, según el primer ministro británico, una polémica que lo puso en jaque.
Un viaje realizado por Cummings en el momento álgido de la pandemia puede considerarse una infracción, pero "menor", dado que no se vulneró el distanciamiento físico, afirmó la policía local de Durham, que anunció que no lo enjuiciará por ello.
"El primer ministro ya ha dicho que considera que Cummings se comportó de manera razonable y legal dadas las circunstancias y da esta cuestión por cerrada", reaccionó un portavoz de Johnson.
Pese a que el Reino Unido es el segundo país del mundo más castigado por el coronavirus, con 37 mil 460 muertos por Covid-19 confirmados –46 mil sumando los sospechosos–, desde hace casi una semana la prensa y los políticos solo hablan de este caso.
Cerebro de la campaña por el Brexit en el referéndum de 2016 y nombrado "asesor especial" del primer ministro en cuanto este llegó a Downing Street, Cummings realizó en pleno confinamiento dos desplazamientos en coche que han puesto en jaque al gobierno.
A finales de marzo condujo más de 400 km, desde Londres a Durham, en el noreste de Inglaterra, con su esposa y su hijo de cuatro años para instalarse en casa de sus padres temiendo estar enfermo de Covid-19 y no tener con quién dejar al pequeño.
La policía local no considera que esto sea "contrario a la regulación" sobre el confinamiento.
Después, el 12 de abril, se desplazó con otro pretexto a los turísticos alrededores de un castillo medieval situado a 50 km de Durham. Esta es la "infracción menor".
Johnson, que ha comparecido tres veces para defender a su mano derecha, enfrenta por este escándalo una rebelión entre las filas de su Partido Conservador, donde unos 40 diputados pidieron la dimisión de Cummings.
También vio caer en picado su popularidad en los sondeos de opinión entre temores de que los británicos vean el caso como un ejemplo de doble rasero y flaquee el respeto del confinamiento.