Londres. Un colaborador de Boris Johnson dimitió el martes, poniendo de manifiesto las fuertes tensiones causadas dentro del gobierno británico por Dominic Cummings, poderoso y controvertido asesor del primer ministro al que se acusa de haber vulnerado las reglas del confinamiento.
La polémica estalló el viernes por la noche cuando los diarios Daily Mirror y The Guardian afirmaron que Cummings, el cerebro de la campaña por el Brexit en el referendo de 2016, viajó 400 kilómetros en abril pese a que el confinamiento obligaba a los británicos a quedarse en casa.
Y fue creciendo durante un largo fin de semana, hasta que el lunes, feriado en el Reino Unido, el propio Cummings defendió en rueda de prensa haber actuado "legalmente y razonablemente".
Afirmó que, temiendo estar infectado del covid-19, fue con su esposa y su hijo de cuatro años a la casa de sus padres en Durham, en el noreste de Inglaterra, porque buscaba a alguien para cuidar del pequeño. Y se instalaron allí.
No se arrepintió ni pidió disculpas y afirmó que no había propuesto ni considerado dimitir, a pesar de la multitud de llamamientos en este sentido incluso en el seno de la mayoría conservadora.
"Estaban todos equivocados"
El "asesor especial" contó con el respaldo personal de Johnson, quien en una comparecencia dijo lamentar la "confusión" y la "rabia" que habían agitado al país durante tres días en que no se habló de otra cosa.
Tras las explicaciones de Cummings "la gente se formará su opinión", afirmó intentando pasar página.
Pero en cuanto el gobierno volvió al trabajo el martes quedó claro que no había logrado apagar el fuego.
"No había hecho comentarios públicos sobre el situación con Dominic Cummings porque esperaba a conocer todos los detalles", afirmó el secretario de Estado para Escocia Douglas Ross al publicar su carta de dimisión en Twitter.
Pero "todavía hay puntos en la explicación que me causan un problema", subrayó.
"Los habitantes de mi circunscripción no han podido despedirse de sus seres queridos, las familias no han podido llorar juntas, la gente no ha podido visitar a sus seres queridos enfermos porque estaban siguiendo las recomendaciones del gobierno", afirmó Ross en su carta.
"No puedo, de buena fe, decirles que estaban todos equivocados y que un consejero del gobierno tenía razón", agregó.
El primer ministro "lamenta la decisión" de Ross, afirmó un portavoz de Johnson.