Washington y Moscú. Al principio, el escepticismo campeaba, pero SpaceX, de Elon Musk, desafió las expectativas y el miércoles espera hacer historia transportando a dos astronautas de la NASA al espacio, el primer vuelo tripulado desde suelo estadunidense en nueve años.
El presidente Donald Trump estará entre los espectadores en el Centro Espacial Kennedy, en el complejo de Cabo Cañaveral, en Florida, para presenciar el lanzamiento, que recibió luz verde a pesar de meses de aislamiento debido a la pandemia.
Al público en general, en un guiño a las restricciones impuestas, se le ha invitado a seguir la transmisión en vivo del lanzamiento de la Crew Dragon por un cohete Falcon 9 hacia la Estación Espacial Internacional (EEI).
El programa de tripulación comercial de la NASA, destinado a desarrollar naves privadas para transportar astronautas estadunidenses al espacio, comenzó en la administración de Barack Obama.
Sin embargo, su sucesor lo ve como un símbolo de su estrategia para reafirmar el dominio estadunidense del espacio, tanto militar, con su creación de la Fuerza Espacial, como civil.
Trump ordenó a la NASA que regrese a la Luna en 2024, lo que le ha dado impulso a la agencia.
En 22 años, desde que se lanzaron los primeros componentes de la EEI, sólo las naves desarrolladas por la NASA y la agencia rusa han llevado tripulaciones a esa central.
La agencia estadunidense utilizó el programa de transbordadores para llevar a decenas de astronautas al espacio durante tres décadas.Pero su costo –200 mil millones de dólares por 135 vuelos– y dos accidentes fatales le pusieron fin en 2011.
Después, los astronautas de la NASA aprendieron ruso y viajaron a la EEI en la Soyuz desde Kazajstán, en una asociación que sobrevivió a las tensiones políticas entre Washington y Moscú.
La cápsula estará tripulada por Robert Behnken, de 49 años, y Douglas Hurley, de 53, ambos con una larga trayectoria: Hurley pilotó el Atlantis en su último viaje. Unas 19 horas después arribarán a la EEI, donde los esperan dos rusos y un estadunidense.
El pronóstico del tiempo sigue siendo desfavorable, con una probabilidad de 60 por ciento de condiciones adversas. La próxima ventana de lanzamiento es el 30 de mayo.
La misión tripulada, llamada Demo-2, es de fundamental importancia para Washington por dos razones: la primera es romper la dependencia respecto de Rusia y la segunda catalizar un mercado privado de órbita terrestre baja
abierto a turistas y empresas.
En Moscú, Dmitri Rogozin, director de Roscosmos, aseguró que Rusia no dejará a nadie privatizar la Luna, sería contrario al derecho internacional
.
A su juicio, Rusia no debería emular a Estados Unidos en programas de colonización lunar, incurriendo en el mismo error de la Unión Soviética en la década de 1980 ante la llamada Iniciativa de Defensa Estratégica del entonces presidente Ronald Reagan. No deberíamos reaccionar con nerviosismo, que es lo que hizo la Unión Soviética frente a la Iniciativa de Defensa Estratégica, cuando se derrocharon recursos colosales en una ficción que jamás llegó a materializarse
, opinó.
Dmitri Rogozin sugirió actuar con mucho pragmatismo. No contamos con un presupuesto gigantesco como el de la NASA, que decuplica el nuestro, así que no podemos permitirnos antojos
.