Londres. La atención a los planes del primer ministro británico Boris Johnson para anunciar nuevas medidas para aliviar la cuarentena se desviaron el lunes ante la indignación causada por un asesor que incumplió con las restricciones contra el coronavirus.
Johnson ha defendido a Dominic Cummings, quien condujo 400 kilómetros desde su casa en Londres a la casa de sus padres en Durham estando enfermo de coronavirus.
Johnson dijo que Cummings “siguió los instintos de cualquier padre y cualquier progenitor” al viajar para que su familia extendida pudiera cuidar a su hijo de 4 años si tanto él como su esposa se enfermaran. Fuentes del gobierno indicaron que Cummings dará un anuncio en el transcurso del día.
Pero muchos británicos consideraron el viaje como una clara violación de la orden nacional del gobierno de quedarse en casa implementada el 23 de marzo. Muchos han llamado “hipócrita” a Cummings.
Stephen Reicher, un psicólogo social que preside un grupo que asesora al gobierno, dijo que “más personas van a morir” porque el episodio podría socavar el respeto a las reglas de confinamiento.
Políticos del gobierno y la oposición han pedido la renuncia del asesor, mientras varios clérigos ya se unieron a las críticas. El obispo de Leeds, Nick Baines, dijo que al público le han “mentido, subestimado y tratado… como tontos”. El obispo de Manchester, David Walker, tuiteó: “A menos que muy pronto veamos un claro arrepentimiento, incluido el despido de Cummings, ya no sé cómo podemos confiar en qué ministros dicen lo suficiente para que la @churchofengland trabaje con ellos en la pandemia”.
Cummings, un conocido agitador político que desprecia a la prensa y al servicio civil, ha sido esencial para la llegada de Johnson al poder. Fue uno de los artífices de la campaña para que gran Bretaña saliera de la Unión Europea y coordinó la victoria electoral de diciembre de Johnson, defensor del Brexit.
A cinco meses de aquel triunfo, el gobierno de Johnson se enfrenta a críticas por su respuesta a una pandemia que ha golpeado a Gran Bretaña con más fuerza que a otros países europeos. El número de muertes oficial por el coronavirus es de 36.793, el segundo más elevado confirmado en el mundo después de Estados Unidos.