Pekín. China se enfrenta a desafíos económicos "inmensos" a medida que emerge de la pandemia del nuevo coronavirus, advirtió el viernes el primer ministro, Li Keqiang, al abrir la sesión legislativa anual que, además, buscará reforzar el control de Pekín sobre Hong Kong.
"Hemos conseguido importantes logros estratégicos en nuestra respuesta a la Covid-19", dijo Li a los 3 mil delegados con máscara en el Gran Salón del Pueblo de Pekín.
"En la actualidad, la epidemia aún no ha llegado a su fin, mientras que las tareas que enfrentamos para promover el desarrollo son inmensas", señaló, y agregó que el gobierno de China debe "redoblar" sus esfuerzos "para minimizar las pérdidas resultantes del virus".
El primer ministro destacó la "gran incertidumbre" que se avecina, y anunció la rara decisión de abstenerse de comunicar una meta de crecimiento para 2020 en la golpeada economía china.
Li apenas dijo que Pekín "dará prioridad a la estabilización del empleo y a garantizar el nivel de vida".
China aún se recupera del brote de la Covid-19 que apareció por primera vez en la ciudad de Wuhan a fines del año pasado y se extendió a nivel mundial, lo que generó acusaciones de que Pekín había manejado mal su respuesta inicial, en un escenario de casi 330 mil muertes y parálisis económica en todo el mundo.
La pandemia también ha hecho que las tensiones entre Washington y Pekín se disparen a nuevas alturas, al punto que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo esta semana que Pekín fue responsable de "asesinatos masivos en todo el mundo".
El discurso anual de Li fue seguido de cerca en busca de pistas sobre las prioridades políticas, económicas y sociales del gobernante partido comunista, especialmente en relación con el territorio semiautónomo de Hong Kong.
Por otra parte, China anuncio una ligera desaceleración del gasto militar para 2020, que aumenta un 6.6% y sigue por detrás del de Estados Unidos.
La sesión anual del parlamento estuvo marcada este año por la estrictas medidas frente al coronavirus, como la obligación de llevar mascarilla.
Para evitar el contagio entre la élite política, los delegados de provincia tuvieron que estar en cuarentena varios días y algunos tuvieron que pasar tests cuando llegaron a Pekín.
"Cada uno come en una mesa separada de los demás", dijo el periódico en inglés Global Times.