Nueva York. Millones de trabajadores esenciales
, muchos de los cuales provienen de las comunidades más afectadas por la pandemia y la crisis económica, están arriesgando sus vidas para rescatar a este país todo los días, a pesar de la ola de racismo y retórica antimigrante que proviene desde la Casa Blanca.
La lucha por el futuro político, económico y social se está librando en cada esquina del país mientras continúa la emergencia de salud. Lo más notable, más allá del heroísmo de los trabajadores de salud, es la revelación de que los más invisibles y marginados ahora son reconocidos como esenciales
.
Esenciales, pero desechables
, repiten varios dirigentes de estas comunidades al señalar que la gran mayoría de estos trabajadores; los que atienden a los residentes en asilos para la tercera edad, los trabajadores de almacenes, procesadores de alimentos, choferes, los que hacen entregas de comida, medicinas y pedidos a supermercados a domicilios, los que brindan servicios en los edificios; todos siguen estando entre los peor pagados, carecen de beneficios y prestaciones laborales y, con la pandemia, ni se les ofrece equipo básico de protección personal.
Entre los sectores esenciales, uno de los más afectados es el del trabajo doméstico, incluidas nanas, asistentes de la población de edad avanzada –5 millones trabajan en asilos para ancianos o como cuidadores de éstos en casa– y aquellos que se dedican a limpiar casas.
Ai-jen Poo, directora de la Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos (NDWA, por sus siglas en inglés), sector conformado por mujeres migrantes (la concentración más grande de trabajadores indocumentados) y de minorías estadunidenses, señala que 82 por ciento de esas filas no ganan el salario mínimo, carecen de seguros médicos y no cuentan con vacaciones pagadas u otros beneficios. “Esas trabajadoras tan invisibles por tanto tiempo ahora son designadas como ‘esenciales’… y eso es una oportunidad en esta coyuntura en la que de pronto ese sector es reconocido, lo cual puede desatar un movimiento”, afirmó en un foro cibernético de The Nation.
La NDWA, junto con otras organizaciones de defensa de migrantes, de mujeres y políticos progresistas están impulsando una legislación local y nacional por un nuevo programa de cuidado universal
como una ley de derechos de trabajadores esenciales para otorgar por primera vez ingresos justos y beneficios garantizados a éste y otros sectores desprotegidos, y con ello, llevar hacia la luz a los que viven en las sombras
, comentó.
Por otro lado, trabajadores esenciales
están denunciando la falta de protección personal en sus trabajos en medio de la pandemia, y están brotando cientos de paros y protestas laborales en diferentes partes del país, desde almacenes de Amazon y tiendas de Walmart, hasta rastros y procesadores de carne, entre otros. Este miércoles trabajadores de McDonald’s en 20 ciudades realizaron un paro en demanda de condiciones más sanas y seguras. Esta semana, cientos de empacadores de manzana en el estado de Washington comenzaron una huelga para exigir mayor protección sanitaria y pago extra por trabajar en condiciones peligrosas.
El reverendo William Barber, líder de el Movimiento de los Pobres, reiteró que “es evidencia de qué tan inmorales son algunos de nuestros políticos y empresarios que hacen que las personas entren a situaciones letales sin abordar el problema… esa no es manera de gobernar un país”.
La pandemia revela cada vez más la grave fragilidad de algunos de los sectores más vulnerables de este país. La tasa de mortalidad por Covid-19 de los afroestadunidenses es 2.4 veces mayor que la de los blancos, según una nueva investigación.
En Arizona, la tasa de mortalidad de los indígenas es más de cinco veces mayor que todos los otros grupos, en Nuevo México es de siete veces mayor, según esta misma investigación (https://www.apmresearchlab.org/covid/deaths-by-race). La nación navajo, cuyo territorio está en partes de Arizona, Nuevo México y Utah, recientemente superó al estado de Nueva York con la tasa más alta de contagio en Estados Unidos, reportó CNN.
Mientras, con el constante ataque antimigrante de la Casa Blanca junto con la retórica oficial declarando al Covid-19 el virus chino
y proclamando como enemigo a China, se reporta un incremento dramático en crímenes de odio contra inmigrantes en general, pero sobre todo contra asiáticos.
Peor aún, médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud de origen asiático están reportando un incremento en incidentes racistas, reporta el Washington Post. Una doctora china-estadunidense comentó que saliendo de su turno en la unidad de cuidado intensivo de un hospital en Boston, un hombre la acusó: ustedes los chinos nos están matando
, dejándola con la ironía de que dedica sus días y noches atendiendo a los contagiados y salvando sus vidas sólo para ser agredida en la calle por su apariencia.