Ciudad de México. El que fue el hangar del avión presidencial Dreamliner 787-8 alberga hoy día decenas de camas hospitalarias, respiradores, soportes para suero, cientos de cajas con medicamentos, caretas, guantes y otros insumos médicos, para ser distribuidos por vía aérea y terrestre a todas las entidades del país, por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Desde este almacén Covid-19
se han enviado a hospitales del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y de la propia Sedena mil 803 toneladas de ayuda, mediante los aviones de carga de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), así como mediante camiones y tractocamiones militares.
El mayor José Manuel Ríos Alcántara, responsable del almacén, explica que el reto logístico ha sido mayúsculo: la parte crítica de esto es la distribución, que es a nivel nacional. Donde haya ocurrido un huracán o un sismo son lugares específicos, pero aquí estamos hablando de todo el territorio nacional, del río Bravo al Suchiate, entonces la magnitud hace que esto sea enorme, titánico el trabajo que está haciendo la Sedena para sacar adelante al país.
Afuera del hangar están formados los aviones Hércules C-130, Casa C-295 y C-27J Spartan, que desde el 29 de abril han transportado 170 toneladas de insumos médicos en 25 rutas, cubriendo todo el territorio nacional.
La tripulación del Hércules, encabezada por el piloto Raúl Ibarra Cerrillos y el copiloto Abraham Adalberto Torres Figueroa, se refiere a su avión como un tráiler con alas
, capaz de llevar hasta 20 toneladas de ayuda en un solo viaje.
El capitán Ibarra señaló que se enfrentan a una situación nunca antes vista, es algo inédito, la verdad no se nos había presentado una pandemia de esta índole y a final de cuentas yo creo que estamos prestando el apoyo como nación y como gobierno en todos los lugares que se requiere.
Los militares trabajan en el hangar en turnos continuos de 24 horas, no te da tiempo de dormir ni pensar en el sueño, porque hay mucho trabajo
, señala el sargento segundo de sanidad Miguel Ángel Leal Cruz.
Cuenta que desde hace tres meses no ve a su familia y solo ha podido hablar con ellos mediante videollamada se sienten a la vez contentos de que esté trabajando y a la vez preocupado de que no puedo yo verlos, pero trato de hacerlos entender que es un trabajo que alguien tiene que hacer y que me siento muy orgulloso de ser yo quien lo haga porque me siento comprometido no sólo con mi país, sino con mi familia, porque trato de atender a todas las personas como si fueran parte mía, parte de mi familia
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