La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró un centro de acopio de residuos peligrosos biológico–infecciosos (RPBI) en el municipio de Cuautinchán, Puebla, por mala disposición de ellos. También encontró 3.5 toneladas de este tipo de os desechos abandonados en los parajes de Las Cebadillas y El Cabro del municipio de Nicolás Romero, en el Estado de México.
En el primer caso ya presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República, porque el centro de acopio realizaba el servicio de recolección, transporte, acopio y tratamiento de RPBI sin contar con resolutivo en materia de impacto ambiental, ni autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para prestar servicios de incineración y esterilización de estos residuos.
En un comunicado la Profepa explicó que el almacén no contaba con las medidas adecuadas para el almacenamiento, las cajas de refrigeración no funcionaban, rebasaba su capacidad de almacenamiento, encontrando RPBI fuera del almacén a cielo abierto y sobre suelo natural, con presencia de derrames de líquido hemático (sangre) y otros líquidos corporales.
Precisó que el manejo inadecuado que realiza esta empresa representa un riesgo ambiental y de salud de la población de manera directa y potencial, por que se impuso la clausura total temporal. Como medida de urgente aplicación, deberá realizar la disposición adecuada de aproximadamente 6 mil metros cúbicos de RPBI en empresas debidamente autorizadas por la Semarnat.
En el caso de los residuos abandonados en el estado de México, informó que realizó unas visitas de inspección a mediados de abril en los dos parajes del municipio de Nicolás Romero. Se trataba de residuos no anatómicos y anatómicos calcinados, por lo que pidió al Ayuntamiento llevar a cabo las medidas para prevenir impacto a la salud de la población de la zona.