Ciudad de México. Tras el desempleo y la precarización del trabajo que se espera después de la emergencia sanitaria en la Ciudad de México, el trabajo no asalariado donde personas de entre 17 y 80 años de edad han encontrado un modo de subsistencia autoempleándose en actividades como la de organillero o aseadores de calzado podría verse incrementado, advierte, Tania Espinosa, coordinadora para la Ciudad de México de Mujeres en Empleo Informal Globalizando y Organizando (Wiego, por sus siglas en inglés).
De hecho durante este año la demanda para obtener espacios para aseadores de calzado y organilleros, ya había crecido mucho, mientras que trabajos no asalariados como el de vendedor de publicaciones y revistas atrasadas o de trovador no sufrieron, incrementos porque en la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo no se habían expedido más permisos para desarrollar estas actividades, indicó.
Los ingresos que obtienen las personas con un trabajo no asalariado en la Ciudad, es de uno a dos salarios mínimos, aunque pueden variar de acuerdo a la semana o la quincena e incluso podrían ganar un poco más dependiendo de la zona, la afluencia de gente y la calidad con la que hagan su trabajo.
Hay que considerar que de los ingresos que obtienen deben descontar lo que gastan en desayuno, comida y pasajes, advierte, agregó, la experta en derecho internacional.
Bajo la figura de trabajador no asalariado, creada en 1975 durante el sexenio del presidente Luis Echeverría, laboran en la capital del país más de 3 mil aseadores de calzado, 50 integrantes de conjuntos norteños, 25 trovadores, 282 organilleros y 500 vendedores de publicaciones revistas atrasadas, añadió.
En general estas personas trabajan entre 8 y 10 horas diarias pero su horario puede variar dependiendo a qué se dediquen, por ejemplo, los músicos de Garibaldi que trabajan por las noches y con mayor clientela durante los fines de semana, trabajan horarios distintos, que un aseador de calzado, que tiene clientes durante toda la semana y también hay que considerar que la licencia de trabajo expedida por la STyFE, establece los horarios de trabajo, agregó.
Los trabajadores no asalariados existen en las 16 alcaldías de la Ciudad de México, quienes se emplean como organilleros o aseadores de calzado, se ubican en todas las demarcaciones mientras que vendedores de publicaciones y revistas atrasadas, en 14 alcaldías (menos Milpa Alta y Magdalena Contreras) mientras que trovadores, grupos norteños y artesanos en la alcaldía Cuauhtémoc.
En cuanto a sus edades, los organilleros tienen entre 17 y 78 años, los aseadores de calzado entre 17 y 70 años, hay unos pocos de 80, las edades de los trovadores, fluctúan entre los 40 años hasta 80 años, los norteños, de 20 años hasta 80 años y los vendedores de publicaciones y revistas atrasadas, de 25 hasta 90. La mayoría de 50 a 80 años, apuntó.
La crisis sanitaria ha mermado ingresos de autoempleados
Durante 25 años, Moisés Rosas Valencia se ha autoempleado como organillero, interpretando melodías como La vida en Rosa, El Danubio Azul, Fascinación, Las Mañanitas, Las Golondrinas y El Ausente, entre otras, cada día cubre un horario de 9 de la mañana a dos de la tarde y en un día normal se gana alrededor de 300 pesos. Sin embargo la emergencia sanitaria le ha generado una baja sustancial en sus ingresos.
El número de horas que laboran las personas que se autoemplean puede variar dependiendo a qué se dediquen, por ejemplo, los músicos de Garibaldi que trabajan por las noches y con mayor clientela durante los fines de semana, ofrecen sus servicios en horarios distintos a los de un aseador de calzado, que tiene clientes durante toda la semana, señala, Tanya Espinosa, coordinadora para la Ciudad de México de Mujeres en Empleo Informal Globalizando y Organizando (Wiego, por sus siglas en inglés).
En general trabajan entre 8 y 10 horas diarias, también hay que considerar que la licencia de trabajo expedida por la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, establece sus horarios, agrega.
Los salarios varían de acuerdo a la semana y la quincena pero puede ser entre uno y dos salarios mínimos por día, en general. Podrían ganar un poco más dependiendo de la zona, la afluencia de gente y cómo hagan su trabajo. En los tiempos de crisis, donde nadie tiene dinero, hay que considerar que de lo que ganan hay que descontar lo que gastan en desayuno, comida y pasajes.