Bruselas. Retrasadas por la pandemia de coronavirus y apremiadas por una fecha límite impuesta por el Reino Unido, las conversaciones entre la Unión Europea y Gran Bretaña sobre su futura relación tras el Brexit tienen graves dificultades para lograr avances significativos.
Limitadas a negociaciones por video debido a las restricciones sobre los viajes, las partes no logran acuerdo sobre asuntos cruciales, desde los derechos de pesca hasta la autoridad de los altos tribunales en futuras disputas.
El viernes finalizará la tercera ronda de negociaciones, pero al presente, 100 días después de la salida oficial británica de la UE, las brechas fundamentales siguen tan abiertas como siempre.
“Tenemos grandes puntos de divergencia”, dijo David McAllister, legislador alemán y principal funcionario del Parlamento Europeo en materia de relaciones bilaterales.
El Reino Unido también se mantiene intransigente. El vocero del primer ministro Boris Johnson, James Slack, insistió que “la UE le ha exigido al Reino Unido mucho más” que a otros países con los cuales el bloque mantiene acuerdos comerciales. Según Slack, el gabinete británico acordó que Gran Bretaña no cederá a las exigencias de “renunciar a nuestros derechos como estado independiente”.
En poco más de un mes está prevista una reunión cumbre, probablemente por video, de Johnson y los mandatarios europeos para evaluar el progreso de las conversaciones.
Aunque salió oficialmente del bloque de 27 naciones el 31 de enero, Gran Bretaña permanece en la órbita económica y regulatoria hasta fin de año. Es el plazo que tienen las partes para elaborar una nueva relación que abarque el comercio, la seguridad y una multitud adicional de asuntos. La alternativa sería una ruptura caótica que trastornaría las economías de ambas partes, pero sobre todo la británica.
El acuerdo de divorcio permite extender el plazo por dos años, pero el gobierno de Johnson insiste en que el período de transición finalizará el 31 de diciembre.
La mayoría de los acuerdos comerciales toman años. Realizar uno tan fundamental como éste en 11 meses sería una tarea hercúlea en la mejor de las circunstancias. Muchos políticos, expertos y diplomáticos creen que es imposible durante una pandemia que obliga a los gobiernos a concentrar recursos en la salud pública y para evitar el derrumbe económico.