Ciudad de México. Los industriales vieron con buenos ojos que el Consejo de Salubridad General haya incluido a la construcción, sector automotriz y minería como actividades esenciales para que reinicien operaciones el próximo 18 de mayo, aunque lamentaron que no esté la industria cervecera.

En videoconferencia, Enoch Catellanos Férez, presiente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), explicó que fue bueno cambiar el estatus de la fabricación de equipos de autotransporte porque se corría el riesgo de que México fuera reemplazado como proveedor de autopartes en las cadenas globales de valor que hay en América del Norte.

Comentó que en el caso de la construcción es la rama industria que más ha sufrido pérdida de empleos, además de caer por 21 meses, mientras que la minería también ha sido importada por el desempleo.

Sin embargo, destacó que no fueron convocados los miembros vocales con voz en el Consejo, que también hubieran sugerido incluir a la industria cervecera.

Explicó que se está perdiendo la producción nacional de esa bebida, mientras que está aumentado la importación del producto manufacturado en otras latitudes, ya que en otras partes del mundo fue considerada como esencial ya que conecta directamente con la producción de cebada.

Detalló que para el regreso a la “nueva normalidad” de al menos 3 mil 800 empresas de la industria automotriz se deberán tomar medidas como sanitizar totalmente las instalaciones y el transporte de personal, considerar a empleados con riesgo, reconfigurar los espacios —para guardar la distancia social—, hacer pruebas rápidas de coronavirus y monitorear la salud de los trabajadores.

“Queremos reapertura económica sí, pero con responsabilidad, protegiendo la salud de nuestros trabajadores y en general de los mexicanos”, apuntó antes de estimar que las empresas tendrán que invertir entre el 5 y 10 por ciento de su presupuesto para este año en todas las medidas que se deban tomar para evitar contagios.

Sector energético sin atractivo

Castellanos Férez señaló que por el momento hay poco apetito por invertir en el sector energético del país, no solo por las consecuencias que ha dejado la pandemia del Covid-19, sino también por el constante cambio de reglas que ha hecho el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, como el el caso del acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), que impide la puesta en marcha de plantas de energía limpia.

“Lo mismo que sucedió en 2009 o ha sucedido en la crisis de 1994, que independiente del origen estas, pues la inversión cae porque se deprime tanto la oferta como la demanda”.

Destacó que inversiones fuertes se tardaran en llegar al país hasta dentro de tres años como mínimo.