La pandemia hizo muy visibles los problemas estructurales del modelo de desarrollo, las carencias del sistema de protección social y de regímenes de bienestar muy incompletos, muy frágiles, muy vulnerables
, declaró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, desde la sede de éste en Santiago de Chile.
La Cepal estima que en México se dará el mayor incremento de pobreza extrema –personas que no pueden cumplir con al menos la mitad de sus necesidades básicas–, con un alza de 4.8 por ciento, y será el segundo mayor en pobreza –sólo detrás de Argentina–, con un aumento de 5.9.
Así, para el cierre de 2020 se considera que 47.8 de cada 100 mexicanos serán pobres y 15.9 de cada 100 se encontrarán en pobreza extrema. Con dichos indicadores el país estaría al frente de la ampliación de la desigualdad, plantea el tercer reporte de una serie que prepara el organismo para seguir los efectos de la pandemia en América Latina.
Panorama 2020
— DW Español (@dw_espanol) May 13, 2020
La #CEPAL espera una contracción de un 5,3 % en América Latina, además 11,6 millones de nuevos desempleados y 215 millones de pobres. Un caldo de cultivo para nuevas revueltas si la respuesta a pandemia es insuficiente, indica la organización.#madeforminds /e pic.twitter.com/6P2UqebM2V
Bárcena admitió que los estimados sobre pobreza para este país están vinculados con la contracción de 6.5 por ciento que se prevé este año en el producto interno bruto (PIB), pero también incidirán en dichos pronósticos –para bien o para mal– el desempeño de las remesas y la política de transferencias y créditos anunciada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En videoconferencia, subrayó que lo que hagan los gobiernos en lo inmediato para enfrentar los efectos económicos de la pandemia permitirá no caer de nuevo en otra década perdida
, cuando las crisis económicas en los años 80 del siglo pasado llevaron a la región a transitar 25 años para recuperar niveles de pobreza previos que tampoco eran buenos
.
La Cepal propone un ingreso básico universal –es decir, para toda la población en edad de trabajar–, pero los recursos para cumplir con éste implicarían más allá de los márgenes de gasto que tienen algunos países. Por ejemplo, en México, la transferencia para una línea de bienestar mínima, que equivale al costo de la canasta alimentaria de las zonas urbanas (73 dólares mensuales), representa 10.3 por ciento del PIB proyectado para 2020.
Un ingreso equivalente a la canasta alimentaria y no alimentaria (144 dólares mensuales) alcanzaría 20.2 por ciento del PIB y la transferencia de un salario mínimo (167 dólares mensuales) implicaría 23.5 por ciento. En ese sentido, explicó, se necesita moverse a un esquema de este tipo de manera gradual.
Por lo pronto llamó a los países de la región a dar un ingreso básico universal de emergencia, que se centre en 34.6 por ciento de la región que hoy día es pobre.
Un modelo de transferencias por seis meses equivaldría a 3.4 por ciento del PIB, ya sumados los programas de traspasos que se han implementado. Dicho monto es casi la mitad del 6.3 por ciento del PIB que pierde la región por evasión fiscal.