Kabul. Hombres armados irrumpieron el martes en un hospital de maternidad en el oeste de Kabul y se enfrentan a tiros con la policía, dejando 14 personas muertas, entre ellos dos recién nacidos, madres y enfermeras, informaron autoridades en Afganistán.
Durante el enfrentamiento las fuerzas de seguridad batallaron para desalojar las instalaciones y sacaron cargando a bebés y madres jóvenes, según imágenes compartidas por el Ministerio del Interior.
La violencia no sólo azotó a la capital afana. Un atacante suicida en la provincia oriental de Nangarhar —un feudo del grupo extremista Estado Islámico— mató a 24 personas e hirió a 68 durante un funeral. En la provincia oriental de Khost, una bomba colocada en un carrito de mercado mató a un niño e hirió a 10 personas.
Ningún grupo se atribuyó el ataque en Kabul, pero tanto el Talibán como el Estado Islámico tienen presencia activa en la capital afgana y en sus alrededores y ambos suelen atacar frecuentemente al ejército y a las fuerzas de seguridad, así como a civiles. Los talibanes negaron estar implicados.
En Kabul, una columna de humo negro salía del hospital en el vecindario de Dashti Barchi, una zona de mayoría chiíta que ya ha sido escenario de muchos ataques del Estado Islámico. Las fuerzas de seguridad sacaron a más de 100 mujeres y bebés cuando se inició la balacera, dijo Tareq Arian, vocero del Ministerio del Interior.
En fotografías compartidas por el ministerio, podía verse a madres saliendo del hospital con sus recién nacidos. Arian confirmó que al menos uno de los atacantes murió por los disparos y que otras 15 personas, incluidos niños, hombres y mujeres, resultaron heridas.
Se desconoce por qué fue atacado un hospital de maternidad, una instalación de 100 camas. Arian dijo que se trató de un “acto contra la humanidad y un crimen de guerra”.
La violencia podría socavar aún más un proceso de paz a raíz de un acuerdo firmado entre Estados Unidos y los talibanes en febrero, que prevé el inicio de conversaciones entre figuras afganas claves, incluidas representantes del gobierno y los talibanes. Los ataques casi diarios también han dejado a las autoridades mal preparadas para enfrentar al coronavirus, que ha infectado a más de 4 mil 900 personas en el país y dejado al menos 127 fallecidos.