Morelia, Mich. Madres de personas desaparecidas continúan reclamando al Estado mexicano que se haga justicia y se investigue el paradero de sus hijos. “Este 10 de mayo, a pesar del aislamiento la búsqueda no para”, manifestó Mercedes Ruiz González, madre de Guillermo Alejandro Ortiz Ruiz, quien desapareció el 29 de noviembre de 2010.
El 10 de mayo para muchas de nosotras no fue una celebración sino un día más de lucha por saber el paradero de nuestros hijos”, indicó la integrante de la organización civil Familiares Caminando por Justicia.
Explicó que son aproximadamente 300 casos de desaparecidos los que tienen perfectamente documentados en la organización, en los que estuvieron involucrados elementos de seguridad de los tres órdenes de gobierno.
“Sentimos mucho que las autoridades lejos de ayudarnos nos han criminalizado,” añadió la maestra.
Su hijo Alejandro, de profesión abogado, tenía 27 años cuando desapareció en el tramo carretero Lázaro Cárdenas-Apatzingán. Iba junto con su socia, Vianey Heredia Hernández, ya que ambos atendían un asunto relacionado con explotación de minas.
Durante 10 años Mercedes Ruiz ha tocado puertas, participado en manifestaciones, marchas y movimientos para exigir a las autoridades cumplan con su deber e investiguen el paradero de su hijo y y su compañera de trabajo.
En tanto, Evangelina Contreras Ceja vivía en Caleta de Campos, municipio de Lázaro Cárdenas, tenía un pequeño negocio en este lugar costero.
El 11 de julio de 2012 su hija Tania, de 19 años, fue extraída de su domicilio junto con su padre, quien tenía poco de haber llegado de Estados Unidos. A decir de testigos se los llevaron policías municipales e integrantes de una banda criminal.
Evangelina fue amenazada y tuvo que abandonar su casa y negocio. Al igual que Mercedes ha recorrido oficinas de gobierno, tanto del municipio como del estado y la federación, sin ningún resultado, ninguna investigación y lidiando con expedientes incompletos o extraviados.
“Un día desapareció mi hija y no he vuelto a tener un 10 de mayo feliz. Yo estoy desplazada y nunca he tenido ningún apoyo gubernamental, pero lo más triste es que extraño a mi hija, era muy trabajadora y nos protegía de todo, era la vida de mi hogar”, apuntó Contreras Ceja.