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Muere el símbolo de la represión franquista por Covid-19

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En una tienda de embutidos en Madrid, España, durante la contingencia por coronavirus. Foto Ap
07 de mayo de 2020 13:07

Madrid. Juan Antonio González Pacheco, también conocido como Billy el Niño, era el símbolo de la cruenta represión de las postrimerías de la dictadura fascista de Francisco Franco (1939-1976), pero también fue uno de los brazos ejecutores más despiadados de la temible Brigada General de Información de los primeros años de la transición a la democracia. Sin ser juzgado por los numerosos crímenes que acumuló durante dos décadas de abuso de poder, el policía más repudiado del franquismo murió a los 74 años en un hospital de Madrid, víctima de la pandemia del Covid-19.

Era un hombre de baja estatura, de mirada fría y una crueldad desmesurada cuando sometía algún interrogatorio a sus supuestos de “sospechosos” de conspirar contra el régimen. De hecho su leyenda de policía implacable y violento la tejió cuando combatió por la vía legal o la ilegal contra los grupos antifranquistas que se levantaron en los últimos años de la dictadura para intentar recuperar la libertad y la democracia, sobre todo los que nacieron en los movimientos libertarios del País Vasco o en el entorno de los llamados de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).

Su hoja de servicios lo convirtió en uno de los policías más señalados, investigados y repudiados por los que, con la llegada de la democracia, intentaron llevar ante la justicia a los que habían cometido tantísimos atropellos y violaciones a los derechos humanos. De hecho la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) fue la primera en presentar una querella criminal por torturas y vejaciones, que en principio no prescriben, pero que la justicia fue acumulando en despachos y que nunca pudieron ver la luz ante un tribunal que impartiera justicia.

 

 

Billy el Niño ingresó en el entonces llamado Cuerpo General de Policía a principios de la década de los setenta, en donde se convirtió en uno de los agentes más violentos y represores de la Brigada Político Social, que dependía a su vez de la Dirección General de Seguridad, precisamente en cuya sede central se perpetraron algunos de los episodios más brutales de las torturas y vejaciones a opositores políticos durante la dictadura. Muerto el dictador e iniciada la transición a la democracia, Billy el Niño logró reciclarse en la Brigada General de Información, que en realidad era una poderosa policía política que perseguía y acosaba a todo aquel que levantaba un poco la voz exigiendo más libertad.

El temible policía fue una pieza clave en los presuntos crímenes de Estado con los que se pretendió aniquilar a los grupos antifascistas que empleaban acciones violentas, como los GRAPO, para lo que habría desde participado en asesinatos como secuestros. El Estado, primero por el gobierno de Adolfo Suárez y después por el del socialista Felipe González, no sólo no persiguieron sus delitos sino que le otorgaron varias condecoraciones que le sirvieron para conseguir poco tiempo después una jubilación generosa para vivir el resto de su vida, ya alejado del cuerpo policial.

De hecho, cuando finalmente deja su cargo de policía, se dedica a la seguridad privada, para lo que incluso trabajó para grandes empresas multinacionales, como Renault. Fue localizado en febrero del año pasado, después de haber permanecido durante décadas desaparecido, a pesar de que había varias causas abiertas en su contra por delitos de lesa humanidad, la más importante la que se tramitó en los tribunales de Argentina, por parte de la juez María Servini.

A pesar de los intentos de las víctimas de la represión porque se le retiraran las medallas otorgadas por el Estado y que fue repudiado públicamente por su historial delictivo, nunca fue posible. De hecho al actual gobierno español, integrado por la coalición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP), primera retrasaron la retirada de la medalla aludiendo un defecto de forma en la iniciativa. Y la última y más grave afrenta a las víctimas de la represión fue la que se registró hace sólo unos meses, el pasado 4 de febrero, cuando una mayoría formada por los diputados del PSOE, Podemos, Ciudadanos, Partido Popular (PP) y Vox impidieron que se publicara el historia delictivo del policía represor. Lo que provocó la indignación de las víctimas de la represión.

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