Ciudad de México. Resulta muy complicado determinar si toda la multitud conectada a internet y las redes sociales puede ser considerada público en términos de consumo de arte y espectáculo. Pero para Nayeli Zepeda, especialista en museos, ésa es una aspiración a la que todo ese tipo de espacios deben llegar.
“No sé si deberíamos llamar público a quienes están conectados --dijo--, aunque creo que sí. Pero el futuro es un continuo y un intento y quizá si esa multitud conectada no es ahora público, sí debe ser la aspiración a la que constantemente el museo quiera llegar”
La historiadora del arte, educadora e investigadora participó, al lado de la investigadora Leticia Pérez, en el conversatorio ¿Le podemos llamar “público” a la multitud conectada?, con el cual concluyó la tarde de este jueves el Proyecto Mus3os 3.0, en su segunda emisión.
Esta iniciativa, organizada por la versión virtual de Casa del Lago, consistió en una serie de seis conferencias que se efectuaron vía streaming el miércoles y el jueves para reflexionar sobre prácticas en el campo cultural local en tiempos de la pandemia Covid-19.
Su propósito fue cuestionarse sobre el papel de los museos en tiempos de agudas crisis sanitarias y económicas, la manera en que se remedian las producciones artísticas offline en la red hiperconectada y si es posible hablar de públicos tras la pantalla en tiempos de la lectoescritura, así como indagar sobre “los nuevos pasados” de ese tipo de espacios.
Coordinada por Alejandro Gómez Escorcia, en la última sesión Leticia Pérez, arqueóloga de formación pero especialista en temáticas de museos, resaltó que hoy día, con unos 600 mil recintos museísticos cerrados en el mundo a causa del nuevo coronavirus, “el público se desvanece”.
En su opinión la referida multitud conectada sí puede ser considerada público, aunque debe agregársele el concepto participante; es decir, público participante, pues, por su propia naturaleza, se diferencia de los conceptos público y audiencia tradicionales.
Explicó que al público se le ha atribuido un carácter pasivo y existen ideas estereotipadas sobre él que deben ser esclarecidas. Por un lado, se le piensa mucho en singular y como una multitud amorfa a la que tendemos calificar como general, es decir, todos y nadie. Por otro, se creía que era sinónimo de visitante, pero visitante en sitio, por lo que era muy fácil cuantificarlo, detalló.
“La irrupción de internet y la multitud de cambios tecnológicos, sociales y culturales nos llevan a cuestionarnos esas ideas y a darnos cuenta de que esa multitud conectada se extiende más allá de las paredes, incluso de las fronteras; se mezcla, se diluye y se transforma en la distancia, en el tiempo”.
De acuerdo con Leticia Pérez, creadora del blog El diván museológico, los museos conocen de manera parcial a sus públicos, al tener una idea desdibujada de ellos y una aproximación sesgada entre la creencia y lo que realmente son.
Creadora de la página NodoCultura, Nayeli Zepeda consideró, en tanto, que la baja afluencia a los museos no es culpa de los visitantes, aunque tampoco de esos recintos, sino una responsabilidad compartida.