Después de vencer a todas las especies del planeta, al ser humano lo arrincona un "bicho microscópico". Para el escritor cubano Leonardo Padura, el verdadero coronavirus del mundo es el hombre, que ahora ha debido renunciar a los besos y abrazos.
"Sí, éramos felices y no lo sabíamos, y hay otra frase que me gusta más que dice: estábamos mejor cuando creíamos que estábamos peor. Estamos viviendo un momento inimaginable en la historia de nuestra generación", considera el autor de la novela El hombre que amaba a los perros.
A los 64 años, Padura es uno de los escritores contemporáneos más publicados de América Latina. Su obra se enmarca en el género policial pero tiene un fuerte trasfondo social de la realidad cubana.
Aislado en su casa de la apacible Mantilla, periferia de La Habana, por su calle se desliza un olor a pan recién horneado de la panadería de la esquina. No hay filas, un escenario poco común en estos días de intensa procura de alimentos.
"En Cuba hay un problema que ha sido el que más nos ha afectado durante este período de confinamiento, que es un problema que tiene 60 años y que no ha hecho más que hacerse muy evidente en estos momentos: comida", dice.
Cuba ve aumentar la escasez de alimentos de la mano de la emergencia global, de la lentitud de sus reformas económicas y del arreciado bloqueo que aplica Washington.
Padura describe problemas pero también virtudes. Enaltece a los médicos cubanos que están en la primera línea del combate en una veintena de países, y que por su régimen laboral han sido blanco de críticas de Estados Unidos.
"La política del gobierno cubano es una cosa y podremos estar o no de acuerdo, (pero) la actitud de esos médicos cubanos que van a trabajar fuera de Cuba, esos profesionales merecen todo mi respeto y son intocables", sostiene.
Un poco de modestia
Para Padura, en el confinamiento, el ser humano parece verse superado por el miedo a la muerte.
"El ser humano ha sido el vencedor en la lucha biológica, histórica, natural, en el planeta. Y sin embargo aparece un bichito microscópico que es capaz de derrotarnos. Eso nos tiene que dar un poquitico más de modestia", dice.
En un mundo de deforestación, calentamiento global y contaminación, el escritor cree que el humano ha sido injusto con las especies.
"Nosotros somos el coronavirus del mundo, y el coronavirus nos está cobrando una cuota de lo que hemos hecho contra él", sentencia.
Y además, ante esta emergencia "hemos entregado por el bien común todas nuestras libertades a los gobiernos. Es necesario, no hay otra alternativa, pero es peligroso".
Los besos de Conde
En estos días de encierro Padura pudo terminar su nueva novela, que aún espera presentar en España este año, y también dedicarse al ejercicio físico. "He logrado rebajar 7 kilos", confiesa.
El confinamiento le ha llevado además a replantearse un escenario para su próxima obra, en la que reaparece el detective Mario Conde, entrañable protagonista de sus series de novelas policíacas: estará ambientada en 2020, durante la pandemia.
¿Cómo viviría esta época Conde, un hombre intenso, sexual y amiguero?
"De pronto hemos tenido que renunciar a los besos y a los abrazos, y cuando digo a besos y abrazos estoy hablando de esa afectividad que tiene un personaje como él (Conde), de esa dependencia de estar con sus amigos", detalla.
Padura cuenta que por estos días habló por teléfono con el actor cubano Jorge Perugorría, quien interpreta a Conde en la serie televisiva "Cuatro estaciones en La Habana", basada en sus novelas.
El actor le contó de su nueva casa. "Le dije, lo que más ganas tengo es de sentarme en ese patio que me describes, contigo, a tomarnos una botella de whisky y unos vinos y hablar mierda. Eso, para un personaje como Conde es su esencia".