En el mundo anualmente se registran 374 millones de accidentes no mortales en el trabajo y 160 millones de enfermedades ocupacionales, afirmó Rodolfo Nava Hernández, coordinador de Salud en el Trabajo, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El universitario dijo que las estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también señalan que el cáncer; los padecimientos ocasionados por estrés y los transmisibles por agentes patógenos; las afecciones musculo-esqueléticas, de los aparatos respiratorio y circulatorio, así como la disminución o pérdida de la audición, son las enfermedades más comunes entre los empleados.
Con el lema “Detengamos la pandemia: la seguridad y salud en el trabajo puede salvar vidas”, este 28 de abril la OIT conmemora el Día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo, cuyo objetivo es promover la prevención de los accidentes y enfermedades profesionales en el orbe.
Nava Hernández subrayó que hoy más que nunca es importante señalar que todas las actividades están expuestas a factores de riesgo, y los centros laborales deben tener un plan integral ante emergencias, crisis y epidemias.
“El coronavirus nos agarró de sorpresa a todos; ningún país, ni siquiera los más avanzados, estaban preparados para enfrentar un problema tan grave. Las empresas y los empleadores deben capacitar a los trabajadores para que cumplan con todas las medidas necesarias y no se contagien del SARS-CoV-2”, dijo.
Esta pandemia no sólo afecta la salud de los trabajadores en más de 180 países, sino también sus empleos, resaltó el universitario. La OIT estima que hasta 25 millones de personas quedarán desempleadas en el mundo por esta contingencia sanitaria, lo que les representará una pérdida de ingresos de 3.4 billones de dólares.
Por ello, este organismo internacional busca promover cambios en legislaciones nacionales, para que se proteja a los trabajadores del despido durante una epidemia. “En este momento, en gran cantidad de empresas los están despidiendo sin ninguna justificación, y es necesario protegerlos”, remarcó.
Nava Hernández hizo un reconocimiento al personal médico que hace frente a la pandemia y subrayó que deben contar con los materiales necesarios para no contagiarse. “No es ético pedirles que atiendan a pacientes con Covid-19 sin equipo de protección personal, que debe ser de la mejor calidad”.
La mayoría de los trabajadores de la salud (cerca de 60 por ciento) son mujeres, que además de sus labores profesionales deben regresar a casa para atender a su familia, y extremar cuidados para no contagiarla.
Quienes siguen laborando en actividades esenciales pueden estar enfrentando aumento de la carga de trabajo y reducción de los periodos de descanso, por lo que presentarán problemas de fatiga crónica, ansiedad, bajo estado de ánimo, falta de motivación, depresión, incertidumbre en el futuro, miedo a perder el empleo y sobre todo temor a infectarse.
Por ello, recomendó a las empresas mantener buena comunicación para generar certidumbre y confianza; abrir espacios en los que expresen inquietudes sobre los riesgos para ellos y sus familias; proporcionar apoyo psicológico; establecer mayores periodos de descanso y promover la salud física, así como buenos hábitos alimenticios.
La Facultad de Medicina de la UNAM lleva a cabo “aduanas sanitarias” y programas de promoción de la salud y prevención de Covid-19 en diferentes empresas mexicanas, a través de 21 médicos pasantes del Programa de Servicio Social en Salud en el Trabajo, que coordina el Departamento de Salud Pública, y cuya capacitación está a cargo de la Coordinación de Salud en el Trabajo.
Todos los días, los pasantes realizan acciones preventivas en centros laborales donde checan la temperatura de los empleados, y si detectan algún síntoma que pudiera ser de Covid-19, los envían a los servicios médicos o a sus casas.
De acuerdo a la OIT, no se puede exigir a los trabajadores laborar si están en peligro de contagiarse o contagiar a sus compañeros”, insistió Nava Hernández.