Madrid. España empezará a vivir su “nueva normalidad” a finales de junio, cuando el gobierno español, presidido por el socialista Pedro Sánchez, prevé culminara lo que denominó la “desescalada” y que se llevará a cabo en cuatro fases. El mandatario también anunció que mantendrá el “estado de alarma”, que supone medidas excepcionales como la mutilación de las libertades, y que los estudiantes volverán a los colegios de forma regular hasta septiembre.
España es el país con mayor número de fallecidos por número de habitantes del mundo: desde el inicio de la pandemia han muerto 23 mil 822 personas y se han registrado más de 210 mil infectados, entre ellos un número altísimo del personal sanitario, más de 38 mil, en gran parte por la ausencia de material básico de protección, convirtiendo así en el país con mayor porcentaje de profesionales médicos afectados por el virus.
El gobierno de Sánchez ordenó el confinamiento más riguroso de Europa el pasado 14 de marzo, para intentar detener la expansión de un virus que había llegado al país un mes y medio antes, pero al que se le restó importancia en las primeras semanas bajo el convencimiento de que se trataba de un virus que no tendría unas altas tasas de mortalidad en el país y que se propagaría poco.
Desde el pasado 14 de marzo, la mayoría de los 46 millones de residentes en el país viven confinados, sólo salen de sus viviendas para asuntos de primera necesidad, como comprar enseres en el supermercado, medicinas en las farmacias y para que acudan al trabajo sólo los servicios prioritarios, como los sanitarios.
En una comparecencia desde el Palacio de La Moncloa, el presidente Sánchez anunció la “desescalada” para erradicar la pandemia bajo la advertencia de que el “virus no se ha ido y continuará aquí hasta que encontremos la vacuna”. Sin un crespón negro en recuerdo de los fallecidos ni un símbolo de luto por el drama nacional que vive el país, el mandatario español explicó que a partir del próximo cuatro de mayo empezará el calendario de desescalada para llegar hasta la “nueva normalidad” que presumiblemente iniciará a finales de junio, todo esto si no hay un repunte de los infectados y si siguen disminuyendo los enfermos y los fallecidos en los hospitales.
Es decir, que hasta finales de junio se prevé que la población continúe viviendo en un confinamiento total o parcial, los trabajadores no podrán volver a sus oficinas o labores habituales de forma regular y todas las prohibiciones previstas en la libre circulación serán graduales y “asimétricas” en función de la incidencia en las provincias. Lo que supone que la inmensa mayoría de la población no se podrá mover de su ciudad, pueblo o localidad hasta el próximo mes de julio, con excepciones muy contadas.
La primera fase se denominará “cero” o “inicial” y entrará en vigor el cuatro de mayo en la mayoría del país, salvo algunas islas en Canarias, como la Graciosa y Hierro, en donde entrará en vigor de forma directa la “fase uno”. Cada “fase” de la “desescalada” durará aproximadamente 15 días y así hasta llegar a finales de junio, en la tampoco supondrá la recuperación de la vida “normal” antes de la llegada del virus al país, con cambios importantísimos en el día a día.
Por ejemplo, se mantendrán a rajatabla las medidas individuales de seguridad para evitar el contagio, se mantendrá la distancia entre personas en todos los lugares públicos -como restaurantes, playas o tiendas- y los espectáculos públicos sólo podrán llevarse a cabo con un tercio del aforo permitido. Además de que deberá ser habitual el uso de la mascarilla en lugares públicos.
Sánchez advirtió que “el gobierno de España tiene el horizonte y la estrategia clara. Y la desescalada será asimétrica porque la pandemia ha golpeado de manera desigual a todo el país.
Iniciamos un trayecto hacia esa nueva normalidad. Que se medirá en cada zona de acuerdo a criterios objetivos. Si tenemos que elegir entre la prudencia y el riesgo, el gobierno de España va elegir la prudencia”.