Nueva York. En solo cinco semanas más de 26 millones de trabajadores del sector formal han solicitado beneficios de desempleo, un nivel sin precedente desde la Gran Depresión, como resultado de la clausura de la economía en respuesta a la pandemia del coronavirus en Estados Unidos. Y con ello se avecina otra crisis en el país: el hambre.
En la última semana, otros 4 millones 400 mil trabajadores solicitaron beneficios de desempleo reportó el gobierno federal, elevando con ello el total a 26.5 millones desde que se implementaron las medidas de distanciamiento y cuarentena parcial por todo el país. Este total no incluye a trabajadores en algunos sectores informales, y a ningún inmigrante indocumentado quienes no tienen acceso a la asistencia pública.
La crisis económica ha afectado a casi todos los sectores económicos del país. Economistas calculan que la tasa de desempleo está ahora entre 15 a 20 por ciento -en el peor momento de la Gran Depresión alcanzó 25 por ciento.
Ante la creciente crisis, el Congreso aprobó (el martes el Senado, hoy la cámara baja, y el presidente ha indicado que lo promulgará) otro paquete de rescate económico por 484 mil millones de dólares para agregar al fondo de préstamos para pequeños negocios creado por el paquete anterior que se agotó casi de inmediato, y asistencia para hospitales y pruebas diagnósticas. Con ello, el gobierno habrá aprobado casi 3 billones de dólares desde fines de marzo para enfrentar la crisis económica y todos saben que se requerirá más en el futuro inmediato.
Trampas
Nuevas revelaciones indican que varias empresas no tan pequeñas como prestigiosas universidades, entre ellas Harvard, se aprovecharon de los fondos gubernamentales de rescate económico a costo de pequeños negocios e instituciones en estado frágil, ya que los bancos que administran los fondos favorecieron a sus mejores clientes.
Mientras tanto, escondido dentro de ese primer mega-paquete de rescate de 2.2 billones supuestamente dedicado al apoyo de millones de familias y pequeños negocios, había un par de medidas de un total de 195 mil millones de dólares incluidas por republicanos que benefician a miles de millonarios por un promedio de 1.6 millones cada uno, mil 300 veces más que la asistencia a los ciudadanos “comunes” bajo esa ley, denunciaron dos legisladores demócratas al USA Today.
Como siempre sucede en una crisis económica, los más golpeados son los de ingresos medios y bajos, sobre todo los inmigrantes.
En un sondeo de Pew Research Center, un 43 por ciento de todos los adultos estadunidenses reportan que ellos o alguien en su hogar ha perdido su empleo o sufrido una reducción de ingreso. Pero un 52 por ciento de los hogares de bajos ingresos (menos de 37 mil 500 dólares al año para una familia de tres) informaron que un integrante de ese hogar quedó desempleado en contraste con un 32 por ciento de los hogares de altos ingresos (mayores de 112 mil 600 mensuales), con un 42 por ciento de los que están en medio reportando lo mismo.
Seis de cada diez latinos reportaron que ellos o alguien en su hogar perdieron un empleo o ha visto reducido su sueldo a causa de la pandemia, el número más alto, según la misma encuesta.
Hambre
Para millones todo esto lleva a lo que se llama “insuficiencia alimenticia”, o sea, hambre. Aun antes de esta crisis unos 37 millones de personas (incluyendo 11 millones de niños) padecían alguna forma de hambre, según Feeding America.
Las caridades dedicadas a combatir el hambre por todo el país reportan incrementos dramáticos en la demanda y alertan que pronto no tendrán con qué satisfacer las necesidades, y las filas para las despensas de caridad son kilométricas en algunos lugares.
A la vez, se multiplican iniciativas y organizaciones de asistencia mutua en diversas esquinas del pais cuya primera tarea es asegurar la entrega de alimento a los más vulnerables en sus comunidades.
Tal vez la iniciativa voluntaria más notable es la del famoso chef español José Andrés en Nueva York, Baltimore y Washington, convirtiendo sus restaurantes en centros comunitarios de alimento produciendo millones de comidas a través de su proyecto “World Central Kitchen” [https://wck.org].
Pero casi todos coinciden en que, en este país, nadie ha visto desempleo y hambre de estas dimensiones, muchas resultado no del virus en sí, sino el manejo político de esta pandemia.