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Bolsonaro rechaza ser "golpista"; argumenta: "ya estoy en el poder"

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Voluntarios desinfectan escaleras en la favela de Santa Marta, en Río de Janeiro, para tratar de frenar la propagación del coronavirus. Foto Afp
21 de abril de 2020 09:11

Río De Janeiro. Yo ya estoy en el poder, argumentó ayer el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, al rechazar que la manifestación en la que participó el domingo a favor de una intervención militar para cerrar el Congreso tuviera carácter golpista, y aseguró que espera que en una semana sean anuladas las medidas de distanciamiento social dispuestas por los gobernadores de varios estados.

La Procuraduría General de la República solicitó al Tribunal Supremo Federal investigar la manifestación en la que participó el mandatario neofascista antier en Brasilia, en la cual se exigió el cierre de instituciones democráticas como el Congreso Nacional y el máximo tribunal del país.

La investigación tendrá que aclarar si hubo una posible violación de la Ley de Seguridad Nacional, y aunque la Fiscalía no cita directamente a Bolsonaro, sí alude a diputados federales que también estuvieron presentes en la movilización, lo que hace que el caso recaiga en la competencia del Tribunal Supremo Federal.

El Estado brasileño admite como única ideología el régimen de la democracia participativa; cualquier atentado contra la democracia agrede a la Constitución y la Ley de Seguridad Nacional, sostuvo el procurador general, Augusto Aras, en un comunicado.

Simpatizantes de gobierno organizaron protestas en varias ciudades del país, para pedir el fin de las medidas de aislamiento social implantadas por gobernadores y alcaldes para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus.

Bolsonaro, quien desde hace semanas se muestra contrario a esas restricciones, apareció por sorpresa en la marcha de Brasilia y arengó a los manifestantes al señalar que la vieja política acabó y hay que escuchar a la voz del pueblo. No queremos negociar nada, dijo a los inconformes.

El grupo Ingenieros por la Democracia de Brasil denunció a Bolsonaro ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) por genocidio y crímenes de lesa humanidad, al considerar que el gobernante descuida las principales recomendaciones contra el Covid-19 como el aislamiento social, algo que defienden autoridades sanitarias nacionales y del mundo.

La protesta del domingo provocó desde ese mismo día una serie de condenas, que el presidente rechazó ayer. La gente normalmente conspira para llegar a un cargo. Yo ya estoy en el poder. Ya soy presidente de la República. Realmente, soy la Constitución, expresó durante una comparecencia desde el Palacio de Alvorada.

Añadió que la democracia y la libertad están por encima de todo, y subrayó que quiso destacar el papel de las fuerzas armadas, nada más. E insistió: escuchen mi discurso. No hablé nada en contra de otro poder.

El líder neofascista acusó a los medios brasileños de tergiversar los hechos para transmitir a la opinión pública a la idea de que quiero un retroceso. ¿Y contra quién estoy conspirando? Falta un poco de inteligencia entre quienes me acusan de ser dictador, replicó.

Se negó a responder a las preguntas de algunos medios, como Folha o Estado de Sao PauloAquí quien va a hablar soy yo. Quien no me quiera escuchar, está disculpado, sentenció.

El presidente volvió a la carga contra algunos gobernadores por las medidas de confinamiento, y aseveró: espero que esta sea la última semana de cuarentena; que termine esa manera de combatir el virus, con todo el mundo en su casa. La masa no tiene cómo permanecer en el encierro, con el refrigerador vacío, manifestó el ex capitán del ejército ante simpatizantes.

Bolsonaro, quien desde el inicio de la pandemia tendió a minimizar su importancia y afirma que las medidas de contención no pueden frenar la actividad económica, remplazó la semana pasada a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien era favorable a las medidas de aislamiento vigentes ya en los principales estados del país, como Sao Paulo y Río de Janeiro.

Esas medidas restrictivas son excesivas en algunos estados y no alcanzaron su objetivo. Aproximadamente 70 por ciento de la población se va a contagiar, no tiene sentido querer huir de eso, explicó.

Ahí se opuso a la petición de un seguidor de cerrar la corte suprema del país, ya que Bolsonaro dijo que Brasil es un país democrático y por ello el Tribunal Supremo Federal seguirá abierto.

Relató que tiempo atrás un ministro le pidió declarar la cuarentena nacional, pero se negó. No precisó el nombre del funcionario, pero analistas destacaron que, casualmente, la semana pasada cesó a Mandetta.

Para eso soy presidente, para decidir. Si tengo que cesar a cualquier ministro, lo hago. No estoy amenazando, pero si se desvían de lo que prometí durante mi campaña, lamentablemente, están en el gobierno equivocado, aseveró.

Brasil, con 40 mil 581 casos de Covid-19 reportados hasta ayer, y 2 mil 575 fallecimientos, es el país más afectado de América Latina por la pandemia, aunque las cifras reales pueden ser mucho mayores, pese a lo cual Bolsonaro se ha negado a impulsar el aislamiento social argumentando que dañaría la economía.

En un reportaje la agencia Ap relató que luego de más de dos semanas con tos y fiebre –síntomas potenciales del Covid-19– Maria do Espírito Santo acudió a un hospital en Manaos, la mayor ciudad brasileña en el bosque tropical de la Amazonía. No había camas disponibles, sólo una silla de plástico, por lo que su familia se la llevó a casa.

Al día siguiente la llevaron a una unidad de emergencias, donde fue ingresada y colocada en una camilla, indicó un familiar.

Para entonces, la mujer de 67 años se encontraba en estado grave y a la espera que una cama en la unidad de cuidados intensivos. Luego de 11 horas, una ambulancia la trasladó la noche del viernes a un hospital, donde fue colocada en la zona de enfermería en lugar de la unidad de cuidados intensivos. El domingo permanecía en condición grave, y estaba entubada.

El sistema de atención medica de Manaos, saturado antes de la crisis por la pandemia, colapsó. Hay fuerte desabasto de respiradores, los médicos se quejan de la falta de equipo protector y los sepultureros tienen cada vez más trabajo.

Un video grabado en el interior del Hospital Joao Lúcio, que circuló en las redes sociales esta semana, mostraba bolsas para cuerpos en camillas de los pasillos junto a las camas con pacientes que se hallaban bajo tratamiento. Un contenedor fue instalado afuera del nosocomio la mañana del viernes, y los trabajadores empezaron a cargarlo con cadáveres. La Secretaría de Salud de la Amazonia confirmó 19 muertes por coronavirus en este lugar entre miércoles y viernes.

 

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