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No es causal que Mahler haya pensando en restaurar el alma: Diemecke

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El director de orquesta Enrique Arturo Diemecke participó en la tercera charla del ciclo "Diemecke habla de Mahler". Captura de imagen de Facebook @sociedadmahlermexico
21 de abril de 2020 11:39

Para el director de orquesta Enrique Arturo Diemecke no es una casualidad que haya existido el compositor y director de orquesta austriaco Gustav Mahler (1860-1911). Tampoco es una casualidad que “hace ciento y pico de años Mahler haya ya pensado en cosas que puedan restaurar el alma y el espíritu de las personas en estos momentos que estamos encerrados, confinados por el Covid-19. Veo y entiendo aún más lo grandioso que es la música, lo grandioso que son los compositores, aunque con Mahler aún más”. 

Así se expresó el también violinista al término de la tercera charla del ciclo, Diemecke habla de Mahler, organizado por la Sociedad Mahler México (SMM), de la que es presidente honorario, que fue transmitido en vivo por Facebook. En esta ocasión Diemecke conversó sobre la Sinfonía #2 Resurrección. Se contó con la participación de las mezzosopranos Encarnación Vázquez, de México, y Florencia Machado, de Argentina, bajo la conducción de Francisco Bricio, presidente de la SMM. 

El ciclo de charlas viene en relación al libro Enrique Arturo Diemecke. Biografía con música de Mahler (Siglo XXI Editores), del periodista y poeta José Ángel Leyva. Sobra decir que Mahler es el compositor favorito de Diemecke. 

Resurrección es una sinfonía coral en cinco movimientos, compuesto entre 1888 y 1894. A lo largo de la hora que duró la charla Diemecke y sus invitadas se dedicaron a desmenuzar los diferentes movimientos. Bricio recordó que el tercero está basado en una canción que Mahler había compuesto antes, tomado de los cuentos populares. Hay un cuento en particular que habla de San Antonio de Padua que, ante la falta de fieles se encamina al río a predicarle a los peces que se acercan y están atentos. Terminado el sermón, los peces se vuelven a lo suyo. Aquí la referencia de Mahler es frente a la muerte, que preocupa en el momento del sermón, pero una vez terminado las personas vuelven a sus casas y son los mismos. 

Para Diemecke el tercer movimiento tiene la sensación también de la música que se va moviendo de una danza de ronda: “Todavía estamos en el contacto de la vida porque después de muerto el héroe empezamos a recorrer ciertos paisajes de su vida, porque a fin de cuentas era una persona sencilla en el sentido de un ser humano que trabajaba para vivir. Luego, empezó a desarrollarse como una persona que tiene una manera de pensar”. 

El movimiento se acelera: “La música nos lleva a algo fugaz, como si fueran duendes los que bailan, o criaturas de la noche que vuelan y hacen todas estas imitaciones del ser humano, danzando, haciendo rondas y celebrando”. 

Encarnación Vázquez se refirió al movimiento final: “Para mi esta parte que nos hace conmovernos hasta las lágrimas, es música absolutamente triunfal. Triunfa la esperanza y el anhelo de trascendencia. Como seres humanos a través de esta música podemos realmente recibir este regalo de esperanza de que no hay pecadores juzgados, de que al morir forzosamente vamos a vivir y es luz. Este final para cualquier espectador que en ese momento presencia el concierto se conmueve a grados mayores por la condición del ser humano, de que en algún momento tenemos miedo a la muerte, sin embargo, no hay tal lado oscuro sino que gracias a su espiritualidad el ser humano triunfa sobre la muerte”.

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