Ciudad de México. Los gobiernos del mundo han inyectado 8 billones de dólares para navegar la doble crisis, sanitaria y económica, que impuso la pandemia de Covid-19, y lo han hecho a costa de incrementar en 13.3 por ciento el endeudamiento global, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI). Al cierre de 2020 se estima que la deuda represente 96.4 por ciento del producto interno bruto (PIB), por arriba del 83.1 por ciento del año pasado.
El volumen mundial de recursos movilizados –prácticamente ocho veces el valor de la economía mexicana– reflejan una acción de política fiscal sin precedente
, explicó Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI. Un día antes el mismo organismo confirmó que en 2020 la generación viva experimentará la crisis más pronunciada desde hace 90 años.
Y es que la pandemia de Covid-19 avanza a un ritmo alarmante, y se prevé que el impacto sobre la producción y las finanzas públicas sea masivo
y en casi todos los países
, agregó Gaspar, durante la presentación del Monitor Fiscal. El gasto que se ha movido es de 3.3 billones de dólares para salud y apoyos directos a familias; en préstamos del sector público e inyecciones de capital equivale a 1.8 billones; y en garantías para empresas alcanzan 2.7 billones.
En México, el monto de los apoyos fiscales alcanzan 11 mil 200 millones de dólares, que representan 0.14 por ciento de los 8 billones –9.5 por ciento del PIB mundial– que hasta el momento han comprometido los gobiernos del mundo. Entre las 20 principales economías, que juntas agrupan 7 billones de financiamiento, el país cuenta con el tercer programa emergente más parco, sólo detrás de India y Sudáfrica.
Ello no implica que la crisis no refleje las desigualdades previas, en las economías avanzadas las capacidades en apoyo de deuda representan alrededor de 17 por ciento del PIB, en las emergente 9 por ciento y en aquellas en desarrollo es de 4.5 por ciento.
El presidente Andrés Manuel López Obrador descartó buscar deuda, pese a ello, el FMI calcula que ésta escale en 8 por ciento y cierre el año en 61.4 por ciento del PIB, que el déficit en el balance general del gobierno incremente de 2.3 a 4.2 por ciento. Todo mientras las necesidades de financiamiento bruto en el país se prevén por arriba del 10 por ciento de PIB.
A ello se suman riesgos como la caída en los precios del petróleo, la fuga de capitales y los mayores costos de los préstamos en los mercados financieros. Hasta la semana pasada, las primas de riesgo de México crecieron 160 por ciento respecto al inicio del año.
Por su parte, el Grupo de los 20 (G20), que incluye a los gobiernos de las economías más industrializadas del mundo, aprobó la suspensión de pagos de deuda para los países más pobres. El programa arranca el primero de mayo y se extenderá hasta el 31 de diciembre. El objetivo es reorientar el gasto para dar soporte a los sistemas de salud frente a la pandemia de Covid-19 y reducir los estragos de una crisis que se prevé la mayor en 90 años.
Los miembros del G20 pidieron a los acreedores privados que tomen una acción similar de suspensión de pagos de la deuda de países menos desarrollados. La resolución se anunció un par de días después de que el FMI anunciara un alivio de deuda por seis meses y que abarcará a 25 países.