Ante el incremento de agresiones y discriminaciones contra personal médico durante la crisis sanitaria que se vive el país por la pandemia de Covid-19, agrupaciones de trabajadores de la salud y gobiernos han enfrentado de manera diferente la problemática, desde minimizar los ataques, a las denuncias ciudadanas, como en el caso de Jalisco, hasta el seguimiento judicial, como ha sucedido en Durango.
José Aispuro Torres, gobernador de Durango anunció —en el acto de entrega de ambulancias al hospital Materno Infantil de la ciudad estatal— que reforzará la seguridad al personal médico e incluso abrirá un teléfono especial para atender solo este tipo de casos, al tiempo que pidió a la Fiscalía del Estado actuar contra los agresores sin necesidad de que exista una denuncia de por medio.
“Quien no valore el respaldo que están haciendo los médicos y enfermeras a la sociedad en esta pandemia y quienes agredan a este personal, vamos a actuar con todo, estamos reforzando las medidas de seguridad para proteger a nuestro personal médico”, dijo el mandatario.
El pasado domingo una mujer de la tercera edad trató de arrollar con su camioneta a una enfermera del IMSS para luego pedirle que se fuera lejos de la colonia y evitar contagiar a los demás.
Además, la enfermera aseguró que la mujer sacó un arma y la amenazó de muerte, aunque al llegar la policía municipal los agentes aseguraron que jamás encontraron alguna arma. La mujer fue puesta en libertad porque no se interpuso ninguna denuncia en su contra.
El gobernador de Jalisco minimiza agresiones
En tanto, en Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro, quien este martes en rueda de prensa fue cuestionado sobre el tema, dijo que tenía el reporte de sólo una enfermera agredida, aunque hizo el llamado para que los jaliscienses no sólo “respetemos sino apoyemos a la comunidad médica”.
Desde finales de marzo suman seis casos de enfermeras agredidas o bien discriminadas en las calles y el transporte público, lo que hizo extensiva la recomendación de no portar batas o filipinas médicas fuera de sus horarios de trabajo.
El caso más reciente en el estado fue el de una enfermera quien fue bañada con cloro, junto a su perro, cuando paseaban por la colonia Arcos Vallarta, en Zapopan. Aunque no pasó a mayores ni sufrió lesiones, ésta decidió presentar denuncia para dejar constancia de lo ocurrido y llamar a que las autoridades realicen medidas de protección para el personal médico.
También se han reportado agresiones contra una enfermera del Hospital Valentín Gómez Farías, del Issste, en Zapopan, quien también fue agredida con agua clorada.
Ante el clima de intolerancia, la Comisión Interinstitucional de Enfermeras del Estado de Jalisco ha hecho las denuncias respectivas e hizo extensiva la recomendación de no portar batas o filipinas médicas en las calles.
El pasado 9 de abril, en Reynosa, Tamaulipas, una mujer le arrojó una botella con cloro a un enfermero, en una tienda de conveniencia, al tiempo que le gritaba que el personal médico es culpable de los contagios de coronavirus.