Ciudad de México. Las 20 principales economías del mundo han desplegado casi 7 billones de dólares en política fiscal para atender y mitigar los efectos de la pandemia de Covid-19 y la crisis más pronunciada en 90 años. En dicho monto, la participación de México es de 0.16 por ciento, al ser el tercer país con el programa emergente más bajo, sólo detrás de la India y Sudáfrica.
En total, 11 mil 200 millones de dólares, 255 mil millones de pesos, que equivalen a 1.1 por ciento del producto interno bruto (PIB), de acuerdo con el Monitor Fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI), se contemplan para la emergencia. Como proporción de los 8 billones que suman los recursos en todo el mundo, México provee 0.14 por ciento de ese total.
El volumen mundial de recursos movilizados –prácticamente ocho veces el valor de la economía mexicana– reflejan que la pandemia y sus secuelas económicas requieren “acción de política fiscal sin precedentes”, explicó Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI.
Sus afecciones se han acelerado “a un ritmo alarmante, y se prevé que el impacto sobre la producción y las finanzas públicas sea masivo” y “en casi todos los países”, abundó en la presentación del documento.
Entre los recursos de gasto y apoyos fiscales consignados para México, el FMI ubica el fondo emergente de salud aprobado por el Congreso; el pago anticipado de los programas sociales; el adelanto de adquisiciones y reembolsos de impuesto al valor agregado (IVA) y los créditos a pequeñas y medianas empresas por 25 mil millones de pesos (0.1 por ciento del PIB).
Con dichas estimaciones que no contemplan contratar deuda, el FMI calcula que ésta pase a 61.4 por ciento del PIB y el déficit en el balance general del gobierno incremente de 2.3 a 4.2 por ciento. Todo mientras las necesidades de financiamiento bruto en el país se prevén por arriba de 10 por ciento de PIB.
Así, como parte de las economías emergentes que tendrán “un deterioro brusco de las condiciones financieras”, en México se suman riesgos como la caída en los precios del petróleo, la fuga de capitales y los mayores costos de los préstamos en los mercados financieros.
Desde que arrancó el año hasta la semana pasada, las primas de riesgo de México crecieron 160 por ciento, pese a que el país se encuentra en mejores condiciones financieras que otras economías.
“Hay ahora aumentos en la deuda y déficits más allá de los registrados en la crisis financiera mundial. A medida que la pandemia disminuya y la economía se recupere en 2021, se espera que los coeficientes de deuda pública se estabilicen en nuevos niveles más altos”, explicó Vitor Gaspar, durante la presentación del informe.
Actualmente la deuda de gobierno a nivel mundial es más alta que hace 10 años, ubicada en 83.3 por ciento se espera que una vez terminada la pandemia se eleve a 96.4 por ciento del PIB. En el detalle, Japón alcanzaría 251.9 por ciento de su economía comprometida con los prestamistas, Estados Unidos 131.1, Italia 155.5. Y en América Latina, Brasil pasaría de 89.5 a 98.2 por ciento.
Ello dado el volumen de los recursos movilizados. Las principales 20 economías proveen 7 billones, pero el gasto de emergencia total es de 8 billones de dólares. En los recursos de salud y apoyos directos a familias van 3.3 billones; en préstamos del sector público y las inyecciones de capital, 1.8 billones; y las garantías y otros pasivos contingentes suman 2.7 billones.
En este contexto, Gaspar recalcó que se requieren medidas de transparencia para dar seguimiento al volumen de estos recursos y después volver a hacer sostenible la deuda; ente los mecanismos propuestos se contempla la divulgación frecuente y completa de información; así como revisar después las cuentas. En este momento se debe “hacer lo que sea necesario, pero asegurarse de guardar los recibos”, exhortó.