Madrid. A pesar de que los contagios se ralentizan y de que las víctimas mortales diarias van disminuyendo poco a poco, España alcanzó la cifra de los 18 mil 56 fallecidos por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19.
El confinamiento de los 46 millones de ciudadanos residentes en el país cumplió el primer mes, con un pronóstico catastrófico tanto humano como económico, ya que diversos estudios de entidades financieras estiman que sólo en el primer semestre del año podría caer el Producto Interno Bruto (PIB) entre un ocho y un 12 por ciento.
Ni el confinamiento obligatorio ni las severas medidas adoptadas por el gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, han logrado impedir que se siga propagando el virus y su estela destructiva. El número de infectados baja con respecto a los días anteriores, ayer hubo “sólo” tres mil, pero los hospitales siguen recibiendo a diario pacientes afectados y previsiblemente contagiados durante las primeras semanas en las que apareció el virus en España -la última semana de febrero y las dos primeras de marzo-, en las que el gobierno español no adoptó ninguna medida de emergencia.
En las últimas 24 horas se registraron 567 fallecidos en todo el país y los infectados ya suman 172 mil 542, con lo que España es el país con mayor mortandad por cada millón de habitantes por la enfermedad del mundo. La única cifra que invita a la esperanza en una sociedad cada día más abatida por la dimensión de la tragedia es que ya han sido dados de alta 67 mil 504 personas de los hospitales, muchos de ellos arrancados de la muerte por el personal sanitario, erigido en los héroes de la pandemia.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó en un informe hecho al vapor de la crisis sanitaria que en España se registrará sólo en el primer semestre del año un retroceso del ocho por ciento del PIB. Una previsión optimista si se compara con la que elaboró el Banco Bilbao Vizcaya (BBVA), que augura sólo en el primer trimestre una caída del 12 por ciento del PIB y la pérdida de más de dos millones de empleos.
Todos coinciden que después de la crisis sanitaria, además de la estela de muerte y dolor que dejara a su paso, también habrá un panorama desolador en el tejido productivo, con un desempleo que superará el 20 por ciento de la población activa y la destrucción de centenares de miles de empresas.