Ciudad de México. A sabiendas de que la economía mundial se encuentra en el umbral de la crisis más pronunciada en casi un siglo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial arrancan este 14 de abril sus Reuniones de Primavera.
Por primera vez en la historia las cúpulas financieras —autoridades de bancos centrales, ministros de Finanzas, ejecutivos del sector privado y académicos— atienden vía remota a la reunión de los organismos que rigen el orden económico mundial desde 1944.
Ello porque el cerco de la pandemia de Covid-19 implica que, además del cierre de fronteras, la movilidad sea reducida. El confinamiento es la principal medida sanitaria con la que se pretende desacelerar el avance de la enfermedad que ya agotó a varios de los sistemas de salud de grandes economías.
De cara al encuentro que empieza con la presentación de las Perspectivas Económicas Mundiales –uno de los tres documentos eje de este encuentro- Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ya anticipó que se discutirá la crisis con “peores consecuencias económicas” desde la Gran Depresión, con una contracción de la riqueza por habitante en al menos 170 países.
El 4 de marzo, cuando los efectos económicos de la Covid-19 aún no se profundizaban, tanto el Banco Mundial, como el FMI negaron proyecciones económicas dada “la incertidumbre” en cuanto a la evolución de la enfermedad. “El nivel de la caída y duración es algo de prever”, dijo en ese momento Georgieva, que sí advirtió un deterioro mayor al de 2019.
La escena mundial, sanitaria y económica, se volcó en menos de un mes.Una desaceleración frente a 2019, o frente a 2009, cuando la crisis financiera económica mundial, abandonó los discursos de los principales organismos internacionales a medida que pasaba marzo y ahora los comparativos alcanzan el máximo referente de recesión en la historia moderna: la Gran Depresión.
Con esa agenda, el FMI y Banco Mundial han exhortado a países más solventes, a suspender las deudas de países de bajos ingresos, y promueven préstamos adicionales a los 8 billones de dólares que han movilizado las economías de todo el mundo para suavizar los efectos de la Covid-19.