Madrid. Ainhoa Martínez está embarazada de gemelos, y se dice que lo más prudente sería quedarse en casa y no atender al público en su tienda de té, cerca de Madrid. Sin embargo, las finanzas familiares la obligan a trabajar y a exponerse al riesgo del nuevo coronavirus.
Con la excepción de los locales de alimentación y las farmacias, los negocios llevan tres semanas cerrados en España, como parte del plan del gobierno para frenar una pandemia que se ha cobrado más de 13 mil muertos en el país.
Ainhoa, de 36 años, dice que no tiene más remedio que trabajar para seguir ganando dinero, y lo que más la estresa es el pensamiento de ir a hacerse la ecografía de las 20 semanas en un hospital lleno de pacientes de Covid-19.
“Me recalcaron muchísimo que la de las 20 semanas era una semana muy, muy, muy importante. Como soy primeriza, me digo: ¿qué hago? ¿voy? ¿no voy? ¿Estoy poniéndome demasiado en riesgo?”, cuenta en entrevista.
También le estresa la misma idea de ir con su marido, por si los parara la policía. En ese caso, estás “haciéndole perder el tiempo a un profesional que en el fondo debería estar con el tema del coronavirus (…) y no sabes si él está infectado o no”. Y es que la policía lleva semanas poniendo miles de multas a diario en toda España, por vulneraciones del confinamiento.
Para las embarazadas de buena parte del mundo, la pandemia ha disparado el estrés y la ansiedad, trastocado la asistencia médica habitual y generado innumerables preguntas sin respuesta clara.
“Ir a la ecografía no debería ser algo que te dé miedo, al contrario, debería ser emocionante”, apunta Sophie Hales, una joven primeriza de 25 años que hace poco se hizo su ecografía de las 20 semanas en un hospital de Luton, cerca de Londres.
“Para mí sería aterrador dar positivo (por coronavirus), porque cuando llevas un niño dentro lo que quieres es ser todo lo fuerte y sana que puedas”, agrega.
Una pesadilla hecha realidad
Para Vanesa Muro, positiva por esta pandemia, la situación puede describirse como una pesadilla hecha realidad, días antes de que diera a luz en un hospital de Madrid, la zona de España más golpeada con más de cinco mil muertos hasta la fecha y numerosas urgencias colapsadas.
Cuenta que sintió “miedo” de pensar que “podía haberle transmitido el virus al bebé”, y que cuando su marido la llevó a las urgencias, no le permitieron entrar.
Al bebé se lo sacaron lo más rápidamente que pudieron, para ver si estaba o no infectado, pero por suerte dio negativo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desconoce si una madre puede transmitirle el Covid-19 a su bebé, aunque de momento no se ha encontrado huella del virus en el líquido amniótico o la leche materna de madres contaminadas.
Para estas mujeres, el miedo es un gran factor, explica la matrona María Jesús García Díaz, que trabaja en un centro médico madrileño.
“Es una de las cuestiones que más les preocupa, cómo les puede afectar a ellas (…) pero sobre todo por el niño”, señala. “La incertidumbre es lo que lo que más estrés da (…) y la incertidumbre es difícil de aliviar”.
Sola para dar a luz
Las normas de distanciamiento físico producen un estrés especial. A Lumière Nabab, una agente inmobiliaria de 29 años, de París, le preocupa tener que dar a luz sin su pareja al lado.
“En un primer momento dicen que el padre puede estar contigo, luego dicen que debe estar en otra sala durante el parto (…) y en algunos hospitales no se permite para nada la entrada del padre”, cuenta.
“La primera vez que vas a dar a luz, es un mundo desconocido, necesitas que te tranquilicen y no verte sola”.
Para María Rosa Martí, una radióloga barcelonesa también de 29 años, y a la espera de su segundo hijo esta semana, hay otra preocupación añadida: la situación límite de las unidades de cuidados intensivos.
“Lo que más me preocupa es que haya una complicación en el parto y no tengan medios para que me atiendan en una UCI”, dice. “Un parto que se complica para mí es lo peor que puede pasar”.
Manejar las emociones
Con los talleres prenatales cancelados y la mayoría de los chequeos realizándose por teléfono, son las matronas las que deben ayudar en primer lugar a estas mujeres frente a una crisis inédita.
“Eso va a hacer que muchas decisiones serían modificadas por el miedo”, lo cual no es nada bueno, dice la matrona María Jesús García Díaz, que insiste en la necesidad de mantener la perspectiva.
“Lo importante es ocuparte (de ti misma) y no preocuparte (…) Y las noticias con cuentagotas”.