Ciudad de México. De las alrededor de 30 horas a la semana que Miguel Angel García daba clases de baile en espacios públicos como parques y alamedas en la Ciudad de México, este mes pasó a cero clases y ningún alumno, ante la declaratoria de emergencia sanitaria por el Covid 19.
El estudiante de matemáticas en el Instituto Politécnico Nacional, de 24 años, cuya familia está en Veracruz, literalmente vive del baile desde hace cuatro años y le preocupa no tener un trabajo que pueda hacer desde casa en lugar de uno artístico, que en estas situaciones, pasa a ser la última necesidad de la gente, lamenta.
Primero trabajó en una academia de baile con un sueldo fijo, y desde julio del año pasado encontró en los corredores de parques, un espacio para independizarse y dar sus propias clases de salsa y bachata, entre otros ritmos. Eso le permitió darse a conocer e incluso ir a Canadá varios meses a enseñar ritmos latinos, lo que derivó en algunos ahorros.
Explica que la segunda semana de marzo empezó a bajar el número de alumnos, tanto de quienes le pagan un curso con un paquete de clases mensuales como aquellos que tomaban clases sueltas.
“Aunque los bailarines estamos expuestos a lesiones y dejar las clases, nunca preví una situación tan compleja por tanto tiempo. Me quedé incluso sin clases privadas y coreografías y yo tengo que seguir pagando la renta y gastos del mes. Todo tu balance se mueve”
Aunque Miguel Angel prepara ya clases en línea pero sabe que lo suyo no es un servicio de primera necesidad. “Los que nos dedicamos a algo artístico tenemos que malbaratar el trabajo para que la gente se interese, y por ahora, que no hay clases, tampoco hay oportunidades para enseñar matemáticas o algo relacionado.
Pero, vamos a intensificar el trabajo y mientras hay que empezar a vivir al día. Mi panorama para los siguientes meses es obscuro, muy difícil, aunque vamos a trabajar más”