Pachuca, Hgo. La invasión de tule y lirio acuático, así como la acumulación, por años, de lodo y tierra en el fondo de la laguna de Tecocomulco han provocado la pérdida de su capacidad de almacenamiento y podrían desecar el vaso, advirtió Armando Hernández Mendoza, director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Hidalgo.
Estos factores son causa de que el tirante del líquido sea sólo de entre 60 y 70 centímetros y se está convirtiendo en un plato extendido, con muy poco espejo de agua”, dijo el funcionario respecto de este cuerpo acuífero que se extiende sobre mil 679 hectáreas de los municipios de Tepeapulco, Apan y Cuautepec.
En entrevista con La Jornada, el funcionario explicó que la laguna de Tecocomulco —al igual que la de Metztitlán, que corre el mismo riesgo— es natural y se formó con escurrimientos subterráneos provenientes del norte de Puebla y atraviesan el Valle de Tulancingo y el municipio de Cuautepec. “Si no ocurren escurrimientos, por su bajo nivel de espejo de agua, se puede secar”, advirtió.
Durante un recorrido por la laguna de Tecocomulco, junto con especialistas de la Universidad Autónoma Chapingo e integrantes de la Comisión de Cuenca de la Laguna de Tecocomulco (CCLT), al igual de la Fundación Transformando Hidalgo AC, La Jornada pudo constatar las densas islas de troncos de tule y lirio acuático.
En medio de dos islotes de tule había patos y gaviotas; además de una brecha de lirio acuático de 800 metros de largo. Pese a lo atractivo que le resulta a la vista de los visitantes, estas plantas están acabando con la laguna.
Jaime Martínez Parras, gerente operativo del CCLT, reveló que en ese cuerpo de agua hay mil 100 hectáreas de tule y 250 de lirio, equivalentes a 72 por ciento de la laguna. Esta situación está causando la muerte de especies endémicas, como el ajolote, la rana Moctezuma y el charal.
Señaló que la proliferación de lirio acuático se debe a que los escurrimientos que regulan a la laguna provienen de cerros y otros lugares de la cuenca, de más de 52 mil hectáreas pobladas de 124 comunidades.
La desertificación y deforestación de los cerros provocada por la agricultura y la ganadería, así como el uso de amplias zonas del vaso para cultivos ha provocado que el agua arrastre hacia la laguna una gran cantidad de nutrientes y alimentos para esas plantas. Cortar el tule y el lirio es sólo una solución temporal, pues en poco tiempo vuelven a crecer y reproducirse.
En contraste, la actividad agrícola en las cercanías de la ribera de la laguna ha provocado que cada vez le llegue menos agua de los escurrimientos.
En este contexto, los especialistas dan menos de 60 años de vida a la laguna, cuyo embalse esté tipificado como ramsar o protegida por la convención relativa a los humedales de importancia internacional especialmente como hábitat de aves acuáticas”.
En cuanto a la laguna de Metztitlán, que hace un mes estaba desecada en 95 por ciento, el funcionario precisó que continúa sin mejora. “El último monitoreo nos indica que sigue abasteciéndose con un gasto base de 250 litros por segundo, que le llega por parte de un río cercano que de inmediato caen a un sumidero”. Por esa razón la laguna no presenta ninguna clase de recuperación.
En una ficha técnica realizada por Conagua el pasado 24 de febrero para determinar el estado en que se hallaba la laguna de Metztitlán, se informó que tras diversos análisis se descubrió que a pesar de que en ese momento había “aportaciones por el cauce principal de entre 200 y 300 litros por segundo, estos son superados por la infiltración y percolación, lo que provoca un rápido descenso del nivel de la laguna, cuyo desecamiento total podría ocurrir en un mes o antes si persisten las temperaturas elevadas”.