Madrid. España se asoma cada vez con más intensidad al abismo. Los hospitales de Madrid y Barcelona trabajan al 150 por ciento de su capacidad, sobre todo las delicadas Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), donde están los enfermos críticos que se debaten entre la vida y la muerte.
Las morgues, las oficiales y las creadas ante la crisis, como la instalada en el Palacio de Cristal de la capital española, ya están saturadas y se buscan alternativas para llevar los cuerpos inertes que ha ido dejando la pandemia del Covid-19, que sólo en los últimos tres días ha provocado la muerte de mil 700 personas.
El coordinador del gabinete de crisis del Ministerio de Sanidad, el doctor Fernando Simón, no compareció ante los medios de comunicación para dar los últimos detalles de la evolución de la pandemia. Unos minutos antes de la conferencia habitual de las mañanas se informó que el vocero había dado positivo en “coronavirus”, un escollo más en la dramática situación que se vive en los hospitales y en el propio gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, que cada vez recibe más críticas de la oposición y de la opinión pública por su forma de gestionar la situación.
Simón, el hombre que ha marcado la política en los últimos meses sobre la pandemia, tendrá que estar confinado en casa al menos dos semanas, precisamente cuando se viven los peores momentos de la crisis.
Los últimos datos del Ministerio de Sanidad sitúan la cifra de contagiados en 85 mil 195, casi diez mil más que hace 24 horas, aunque la tendencia positiva es que está ralentizando ligeramente el porcentaje de propagación de la enfermedad.
La cifra de muertos ya está en siete mil 340 personas, es decir más del doble que en China y acercándose rápidamente a los registros donde la enfermedad ha sido más mortífera, en Italia, con 10 mil 799 víctimas.
Pero la cifra que más quita el sueño al gobierno y a los responsables sanitarios es el número de internados en la UCI, que en total son cinco mil 231, de los cuales en Madrid hay mil 460 y en Cataluña mil 560. De hecho se tiene sobre la mesa un mecanismo para trasladar enfermos críticos a otras ciudades o comunidades autónomas que tengan más capacidad de atención.
Entre tanto, el gobierno español recibió numerosas críticas tanto desde la oposición política como desde las plataformas empresariales y agrupaciones de trabajadores autónomos y de pequeñas y medianas empresas, por la forma en la que adoptó la segunda fase de su plan de confinamiento, que supuso la paralización casi total de la actividad, pero que los detalles de las profesiones y las exenciones se dieron a conocer durante la madrugada, cuando en teoría entraba hoy en vigor.
Finalmente se aprobó una cláusula de última hora en la que se dio una prórroga de un día, pero los sectores afectados vivieron la medida con confusión y caos. De hecho la ministra del Trabajo, Yolanda Díaz, que procede de Unidas Podemos (UP) en el gobierno de coalición, tuvo que salir a la palestra para pedir una disculpa por la forma en que su departamento coordinó la situación y sobre todo por la falta de información hasta última hora sobre el contenido mismo del plan.