Puerto Príncipe. Desde la Ciudad de México hasta Santiago de Chile y Puerto Príncipe, el coronavirus está penetrando en la región más desigual del mundo y muchos de los primeros casos fueron traídos por miembros de las élites que volvían de vacaciones o de viajes de trabajo a Europa y Estados Unidos.
Buena parte de los ricos se están recuperando, pero los expertos advierten que el virus puede matar grandes cantidades de pobres, que deben seguir trabajando para alimentar a sus familias, viven en condiciones poco higiénicas y no tienen acceso a atención médica buena.
Algunos gobiernos están dando ayuda económica a los trabajadores informales, como el servicio doméstico, vendedores callejeros y otros a quienes se les dijo que permaneciesen en sus casas para reducir la propagación del virus, pero ese dinero no llega a todo el que lo necesita.
“Si me quedo en casa, pierdo todo. No tengo forma de preservarlos”, dijo Marie-Ange Bouzi, quien vende tomates y cebollas en las calles de la capital haitiana. “No voy a gastar dinero combatiendo al corona. Dios me va a proteger”.
Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, informó de sus dos primeros casos del virus el 20 de marzo. Uno fue importado por uno de sus artistas más exitosos, un cantante de R&B que acababa de regresar de Francia, según el director de salud de Puerto Príncipe.
El cantante, Roody Roodboy, cuyo nombre verdadero es Roody Pétuel Dauphin, se encerró en su casa al volver para no contagiar a nadie e hizo que sus acompañantes se hiciesen una prueba para ver si portaban el virus, según su mánager Narcisse Fiever. Acotó que el cantante había recibido amenazas de muerte de gente que lo acusa de traer el mal a Haití, aunque no hay pruebas de que haya contagiado a nadie.
Para cientos de miles de haitianos que ganan unos pocos dólares diarios vendiendo cosas en la calle, una cuarentena como la de Dauphin los condenaría a pasar hambre.