Ciudad de México. Debido a las carencias del sistema de salud de México, la pandemia del Covid-19 “se le puede salir de las manos rápidamente” a las autoridades del país, por lo que hubiera sido deseable que el gobierno adquiriera más pruebas de diagnóstico para conocer la dimensión de los casos positivos y aislarlos a tiempo.
Así lo afirmó Marcelo Fernández, jefe de misión para México y Centroamérica de Médicos Sin Fronteras (MSF), quien advirtió que una de las poblaciones más vulnerables en esta coyuntura son los solicitantes de refugio a Estados Unidos, quienes deben esperar en condiciones muy precarias en la frontera norte de México, expuestos al coronavirus y otras enfermedades.
A los gobiernos de México y otros países de la región “esto se les puede salir de las manos muy rápidamente. En América Latina hay una población joven más numerosa en comparación con Europa y por eso intentamos ser optimistas, pero la capacidad de sus sistemas de salud no es la ideal para contener este tipo de pandemias”, dijo el especialista.
“Ni en Estados Unidos ni en Europa pueden absorber el elevado número de pacientes con complicaciones por Covid-19; suponemos que México no va a ser una excepción y que el sistema de salud puede desbordarse rápidamente. El objetivo es contenerlo a nivel comunitario y que las personas con síntomas leves o moderados no lleguen al sistema hospitalario”, añadió.
A decir de Fernández, uno de los más grandes problemas del sistema de salud de México es la falta de acceso suficiente a pruebas de diagnóstico de coronavirus.
“Se deben identificar los casos positivos y aislarlos. Eso hizo Corea del Sur, con un diagnóstico masivo a su población y así no aisló a todo el país, pero México no tiene la capacidad para hacer tantas pruebas. Estamos ya muy justos para ampliar la capacidad diagnóstica, porque es tecnología importante y compleja, y las pruebas rápidas todavía no se han validado por la Organización Mundial de la Salud ni por el gobierno de México”, señaló.
En este contexto, explicó que MSF ha brindado más de 5 mil consultas tanto médicas como sicológicas en Matamoros y Reynosa en 2019, con el objetivo de complementar –no sustituir-- los esfuerzos de las autoridades sanitarias federales y estatales, para identificar posibles casos de Covid-19 y colocarlos en pequeñas carpas de aislamiento.
“Estamos trabajando en un campamento que hay en la frontera de Matamoros con Brownsville, donde hay dos mil personas de diferentes nacionalidades que están desde hace meses a la espera del trámite de su demanda de asilo. Es gente que está viviendo en carpas, en una situación muy precaria, expuestos a todas la condiciones climáticas de la zona”, alertó.
Fernández lamentó que el gobierno de México ha enviado en autobuses a cientos de personas solicitantes de asilo a la ciudad de Tapachula, simplemente para “deshacerse del problema” y que se hagan cargo de él en otro lado, pese a que ello implica no identificar posibles contagios y hacer que se diseminen en otras regiones del país sin recibir ninguna atención.
“Estamos extremadamente preocupados por el no respeto de los derechos de estos solicitantes asilo. Los embarcan hacia Tapachula sin que ellos lo tengan claro y sin saber qué papeles están firmando. Sólo los alejan de la ciudad y de la frontera norte; son entre 60 y 100 personas al día que mandan en buses y que están en una especie de limbo legal”, añadió.
La dispersión de los solicitantes de refugio es mucho más riesgosa que el aceptar su entrada a Estados Unidos o el tenerlos alojados en condiciones controladas, dijo Fernández, porque en este último escenario, al menos se podría saber si fueron contagiados por el coronavirus, darles tratamiento y evitar que le transmitan la enfermedad a otras personas.
“El cierre de fronteras hace que las personas se queden estancadas en el norte de México, hacinadas en un campamento donde viven 5 o 6 personas en una carpa de apenas 4 metros por 4. Eso hace que las posibilidades de diseminación del virus sean más rápidas y violentas”, enfatizó.