Sábado 28 de marzo de 2020. Ciudad del Vaticano. Por primera vez en la historia de la Iglesia católica, el papa Francisco rezó ayer en solitario ante la plaza vacía de San Pedro e instó al mundo a
remar juntoscontra la pandemia de coronavirus.
Señor, no nos abandones, suplicó el pontífice en una tarde lluviosa al hablar de una “tormenta inesperada y furiosa (…) que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades”.
Durante el inédito rito, que incluyó la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), el Papa invitó
a activar la solidaridad, capaz de dar sentido en estas horas en las que todo parece naufragar.
La bendición extraordinaria es impartida sólo el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua.