‘‘Seguiré trabajando con personas, sin que se toquen y separadas por una distancia de 1.5 metros, luego los cubriré con una tela protectora. ¡Espero!, he preparado esto desde hace tiempo”, adelanta en entrevista con La Jornada.
La primera vez que Tunick cubrió sus modelos, todos voluntarios, fue con motivo de su participación en la clausura de la primera edición del Festival de la Calaca en 2012, en San Miguel de Allende, Guanajuato, en torno a las festividades de Día de Muertos.
Para la instalación Espíritus, Tunick propuso recrear esas almas ‘‘debajo de un material blanco y transparente” (La Jornada, 1/11/12). En Espíritus quería ‘‘ver más los cuerpos”, en contraste con sus instalaciones masivas. ‘‘Cuando uno trabaja con miles de personas resulta difícil meter todas en el marco. Este trabajo me resulta más fácil, en la medida que quiero ver los senos, las piernas, los brazos y las manos”.
De 300 personas inscritas, sólo llegaron a la cita en el fraccionamiento Los Senderos, en las afueras de San Miguel de Allende, 154 hombres y mujeres de diferentes edades, en mucho a causa de las difíciles condiciones climatológicas. Debido a una pertinaz lluvia las telas blancas y transparentes ya no fueron vaporosas como se tenía previsto (La Jornada, 5/11/10).
Tunick repitió la experiencia al año siguiente, ahora en el desierto Black Rock, en el estado de Nevada, como parte del Festival Burning Man (Hombre en llamas) en que durante varios días erigen una ciudad temporal como un experimento comunitario y artístico. A ese encuentro anual llegan miles de personas –70 mil en 2017–, así que él tenía ‘‘una ciudad de personas deseosas” de crear la instalación Desert Spirits (Espíritus del desierto). La sesión fotográfica comenzó antes del amanecer y duró ‘‘hasta que los rayos del sol brillaron a través de la tela diáfana” que los cubría.
Para Desert Spirits, efectuada el 30 de agosto de 2013, 330 personas fueron cubiertas con sábanas blancas y transparentes.
Juntos, por un cambio
En cuanto a la contingencia sanitaria en el mundo, Tunick sostiene que ‘‘el cierre rápido y urgente de nuestras sociedades nos preparará para el futuro. Es decir, el apuro de suspender las actividades de vida frente a las necesidades ambientales. Tal vez tengamos la obligación de reducir nuestras actividades y utilizar una semana de cinco o seis días. No viajar, quedarnos en casa, con la finalidad de bajar el consumo, la generación de basura ydesechar la suma de todas las emisiones de dióxido de carbono”.
Esto, según el artista, demuestra que ‘‘juntos, en colectividad, podemos lograr un cambio significativo”. Claro, añade, con un liderazgo y una ciencia correctos, además de la transparencia. Por otro lado, Tunick pide a los jóvenes no ser rebeldes, sino héroes al aislar y ayudar en el salvamento de vidas de las personas de mayor edad.
El neoyorquino ha documentado figuras desnudas vivas, con fotografía y video, desde 1992. A partir de 1994 ha organizado más de un centenar de instalaciones in situ temporales que comprenden docenas, cientos o miles de voluntarios; sus fotografías son testimonios de esas acciones. Los individuos en masa, sin ropa, agrupados, metamorfosean en una forma nueva.