Ciudad de México. Desde hace una semana, los adultos mayores que envolvían las compras en las tiendas de autoservicio ya no asisten por ser población vulnerable al Covid-19.
Sin embargo puesto que la clientela ha disminuido mucho se necesitan menos cajas por lo que en algunos supermercados las propias cajeras ayudan a los clientes a poner la mercancía en sus bolsas incluso a recoger algún producto adicional.
En otros supermercados como uno ubicado en Buenavista es la propia clientela la que pone su mercancía en sus bolsas.
En algunos establecimientos que venden por mayoreo no se presenta ese problema porque ahí nunca han entregado bolsas, ni existen los famosos “cerillos” sino que los cajeros y los clientes ponen las mercancías en cajas muchas veces están amontonadas en el piso, señaló, comentó una ama de casa.
Algunos clientes lamentaron que ya no asistan los adultos mayores que ayudaban a envolver los productos “porque era una fuente de ingresos para ellos”.
De hecho según explica Ana María de 75 años y ex empacadora en la bodega de una famosa cadena de supermercados al norte de la Ciudad para ser aceptado en esa labor es necesario cumplir varios requisitos entre ellos “contar con un seguro y ser pensionado pero no hay un límite de edad mientras puedan desempeñar esa labor”.
Señaló que en lo particular sus ingresos por propinas variaban entre los 250 pesos “en un día malo” y 600 pesos en día de quincena y hasta mil 800 pesos en navidad y año viejo.
Muchos de estos adultos confían en que al concluir la contingencia puedan regresar a esa labor que les permite además de ingresos oportunidades de convivencia, distracción y ocupación.