En el momento que Morena y sus aliados estaban por votar a favor el juicio político contra Rosario Robles en el pleno de San Lázaro, cientos de trabajadores sindicalizados de la Cámara de Diputados, encabezados por su dirigente Jesús Almanza, burlaron la vigilancia del cuerpo de resguardo y se introdujeron mediante la fuerza al salón de sesiones. Dieron portazo y derribaron dos alas de la entrada de madera que conduce al pasillo principal del salón.
A pesar de que el jueves de la semana pasada la presidenta de la Mesa Directiva, Laura Rojas, dio a conocer que los trabajadores no esenciales en la labor legislativa dejarían de asistir al Palacio Legislativo de San Lázaro, hoy el sindicato de los trabajadores de la Cámara convocó a sus a sus afiliados a presentarse a sus lugares de trabajo, y dar el golpe mediático que ha impedido durante más de una hora, continúe el proceso contra Rosario Robles.
La acción del sindicato obedece a que el coordinador del Partido del Trabajo, Reginaldo Sandoval, presentó una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo para que el 50 por ciento de las plazas laborales que controlan los sindicatos que mantienen relación con las dependencias federales sean administradas, ya no más por esas organizaciones gremiales, sino directamente por los organismos del gobierno.
Esta propuesta, que pretende reducir el corporativismo sindical, generó la reacción del sindicato, que nunca antes había organizado una protesta que llevara a la toma de la tribuna cameral.
Más de un millar de trabajadores, que literalmente fueron obligados a presentarse en la sede del Congreso, exigieron solución. Por lo menos 300 mujeres y hombres ingresaron al salón de plenos y al pie de la tribuna exigieron solución, que implica el retiro de la iniciativa de Reginaldo Sandoval, y en el caso de la Cámara de Diputados le sean otorgadas 250 nuevas plazas de trabajo para personal de limpieza.
Apenas hace dos semanas, los casi 500 trabajadores que se encaraban de realizar esas labores en San Lázaro y que permanecieron 18 años contratados bajo el sistema del outsourcing, fueron absorbidos en una nueva relación laboral con la Cámara de Diputados, quien los contrató por el régimen de confianza, con todas las prestaciones de ley de por medio.
Ahora el sindicato, al que la nueva mayoría considera de filiación priista, exige las 250 plazas de trabajo para repartirlas entre sus allegados.
De tal forma que a pesar de las suplicas de Mario Delgado a los trabajadores para que abandonen el salón de plenos, estos lo han ignorado y continúan impidiendo el trabajo de los diputados que se han erigido como órgano para juzgar a Rosario Robles.
El coordinador de Morena, y presidente de la Junta de Coordinación Política, les ha pedido que dejen a los diputados trabajar y ha ofrecido que sus demandas serán atendidas por los funcionarios de la Cámara en las oficinas de la Jucopo.
Finalmente, alrededor de la una de la tarde con cuarenta minutos, los trabajadores finalmente salieron del recinto y se continuo con la sesión para votar el juicio político a Rosario Robles.