Manila. Miles de policías y soldados comenzaron a sellar la poblada capital de Filipinas el domingo en el inicio de una de las medidas de aislamiento más drásticas que se han implementado en el sur de Asia contra el coronavirus.
Con las restricciones impuestas sobre toda Manila -habitada por 12 millones de personas- los residentes deben permanecer en casa, salvo cuando necesiten ir al trabajo o hacer diligencias urgentes, incluidas emergencias médicas.
La policía y el ejército colocaron puestos de control en las entradas de la capital para revisar la temperatura de los automovilistas, afectando el tránsito durante todo el día. Pero pese a los atascos, la mayoría de los viajeros se mantuvieron en calma, mientras los soldados y agentes les pedían disculpas.
“Hay mucho tráfico y eso es problemático, pero está bien. Es por nuestro bien, por nuestra salud”, dijo una automovilista, Teresita Paraon.
Un conductor atascado en el tránsito, Romel Gaso, señaló: “No podemos hacer nada más que seguir el protocolo si no queremos empeorar las cosas”.
Las restricciones incluyen la suspensión de los viajes nacionales por vía terrestre, aérea y marítima hacia y desde la región de la capital. Los eventos multitudinarios, como conciertos, fiestas, idas al cine y peleas de gallos están prohibidos y gran parte del trabajo en las oficinas gubernamentales se suspendió. El cierre de escuelas en todos los niveles se extendió a un mes.
La implementación de las medidas de aislamiento parecía un poco laxa el domingo, pero las autoridades señalaron que los agentes serían más estrictos en los próximos días.
Filipinas reportó 29 casos nuevos del coronavirus el domingo, elevando el total de personas infectadas en el país a 140. Se han reportado 11 muertes.