Ciudad de México. Setenta mil asistentes al Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino 2020 desafiaron la alerta de pandemia mundial por el coronavirus y atestaron cada rincón del Autódromo Hermanos Rodríguez para divertirse y escuchar a más de 50 agrupaciones en la primera jornada del considerado festival más importante de su tipo en hispanoamérica. Eso sí, el encuentro musical contó con apoyo de personal de la Secretaría de Salud que tomó la temperatura y aplicó gel antibacterial, medida que se llevará a cabo de principio a fin durante los dos días de festival
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Las primeras horas del Vive Latino transcurrieron con tranquilidad. Para entrar por los diferentes accesos al Foro Sol, además de pasar por los filtros de seguridad de siempre, los asistentes fueron revisados con aparatos que medían la temperatura sin tocar la piel, con el fin de comprobar el estado de salud.
Pese a que en otros países las actividades masivas fueron cancelados para evitar la propagación del brote de coronavirus, el público se veía relajado, y sólo una minoría portaba mascarillas y cubrebocas.
Conforme la tarde avanzaba, la concurrencia seguía llegando. En puestos de comida y sanitarios los organizadores aumentaron la cantidad de gel antibacterial para las manos como medida de prevención; sin embargo, las carpas con otras mercancías carecían de ellos.
Prevención en las pantallas
Además, los refrescos y cervezas se abrían al momento de servirlos para evitar que los líquidos se contaminaran, y entre cada presentación, en las pantallas de cada uno de los seis escenarios aparecían mensajes con consejos de prevención. Fuera de esto, el festival se llevó a cabo con normalidad, como si la pandemia hubiera sido declarada en un tiempo que no es el presente.
Avanzaba la tarde y la tensión y el calor de mediodía se diluían. Bandas como Yucatán a Go-Go, que estuvo acompañada por Rubén Albarrán, y los Rebel Cats fueron de las primeras en tocar para un público cada vez mayor. Los bailes y cantos, mientras, elevaban los ánimos.
A media tarde, el Vive de esta edición parecía idéntico a cualquiera de las otras entregas, tanto en ánimos como en asistencia, con las inevitables aglomeraciones frente a los escenarios por quienes deciden esperar a su banda favorita durante horas o minutos antes de su presentación.
Entre el público abundaban los seguidores de Guns n’ Roses, con playeras con el nombre de la banda estadunidense que se mantuvo firme en su participación, luego de que varios músicos de otros países cancelaron la suya y de que, incluso, esa agrupación hizo lo mismo en otras latitudes. Una vez que el sol abandonó el cielo, el ambiente refrescó.
Se hablaba poco del coronavirus. Muchos asistentes habían decidido disfrutar del festival con la idea de que podría ser la última actividad musical durante un tiempo.
En este Vive Latino el público es numeroso y diverso, como en cualquiera otra edición; parecía haber dejado sus preocupaciones de lado para disfrutar de la música. En tanto, los grupos seguían presentándose puntualmente, aunque algunos tuvieron problemas técnicos. Por ejemplo, al Dr. Shenka apenas se le escuchó cuando interpretó Sr. Cobranza junto a la Bersuit Vergarabat y cuando Little Jesus salió a escena el audio fue débil.
En otra parte tocaron Vicentico, Francisca Valenzuela y El Cuarteto de Nos.
Cuando la luna ya había salido por completo los principales grupos comenzaban ya su participación. Chetes, The Cardigans, The Rasmus y 31 Minutos se preparaban en distintos escenarios. El río humano fluía por todos lados.
Para entonces el Vive ya se llevaba a cabo como todos los años, con la atención centrada en la música. Si la decisión de continuar con el festival fue correcta, sólo el tiempo lo dirá.
Para cerrar la primera jornada, además de Guns n’ Roses, Chico Trujillo y Fidel Nadal tocaron en un día que albergó todo tipo de emociones.