Nueva York. Solo después de una creciente ola de críticas por falta de acción de su régimen y desplomes históricos en las bolsas de valores, el presidente Donald Trump declaró una “emergencia nacional”, pero rehusó responsabilizarse de lo que ya es visto como una catástrofe de salud pública prevenible con enormes consecuencias humanas y económicas.
Trump, en un conferencia de prensa en la Casa Blanca -donde inexplicablemente reunió hombro a hombro a su alrededor a varios de sus funcionarios y ejecutivos de empresas, algunos de los cuales saludó de mano, y donde todos compartieron un mismo micrófono, violando con ello todos los protocolos aconsejados por expertos- oficialmente declaró una “emergencia nacional”.
Asegurando que “esto pasará” y después de autoelogiarse, afirmo que junto con este paso ha creado una nueva alianza con el sector privado para abordar la crisis a la que hace sólo 13 días calificó como “un engaño”, y prometió que habría más que suficientes pruebas diagnósticas disponibles en los siguientes días.
La declaración de la emergencia nacional hace disponible hasta 50 mil millones de dólares para apoyar esfuerzos de autoridades estatales y locales para enfrentar el coronavirus, mientras que se anunciaron medidas para otorgar “flexibilidad” a los médicos y administradores de salud encargados de responder a la crisis.
Luego de dos meses sin actuar, dejando al país más rico del mundo sin suficientes pruebas diagnósticas disponibles, herramienta fundamental para controlar la epidemia y armar estrategias de contención y mitigación, provocando una cada vez más furiosa condena, Trump aseguró este viernes que habrá millones de pruebas disponibles en los próximos días, y respondió que “no tomo ninguna responsabilidad” por la carencia de pruebas hasta la fecha -culpando a otros, como suele hacer.
Esa carencia de pruebas en este país ha sido denunciado por una amplia gama de políticos y expertos incluyendo los de otros países. Desde el inicio de la crisis sólo se han logrado aplicar menos de 15 mil hasta la fecha, mientras que Corea del Sur administra en promedio 10 mil cada día.
Preguntado sobre si asumía responsabilidad por desmantelar la oficina de pandemias que existía en la Casa Blanca para coordinar la respuesta federal a crisis como esta, Trump primero insultó a la periodista comentando que “esa es una pregunta asquerosa” y añadió; “no sé nada sobre eso”. Sin embargo, fue su entonces asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, quien cerró esa oficina dentro del Consejo de Seguridad Nacional en 2018, y Trump en ese entonces lo justificó diciendo que “yo soy un hombre de negocios” y justificó afirmando que se estaban desperdiciando fondos manteniendo algo así.
Por primera vez comentó que probablemente se someterá a una prueba después de que tuvo contacto con por lo menos dos visitantes contagiados. Hoy se confirmó que el miembro de gabinete australiano Peter Dutton está contagiado, solo días después de reunirse con el procurador general William Barr y la hija del presidente Ivanka Trump.
Horas después de la conferencia de prensa en la Casa Blanca, la presidenta de la cámara baja Nancy Pelosi anunció que se había llegado a un acuerdo con el gobierno de Trump para impulsar un paquete de apoyo masivo para los afectados por el impacto de la crisis, incluyendo fondos para pagar a trabajadores que solicitan licencia por enfermedad, seguro de desempleo y asistencia alimentaria para los más pobres, entre otras medidas. Se espera que ambas cámaras del Congreso aprueben el proyecto de ley entre ahora y la próxima semana.
Ante todo esto, las bolsas de valores respondieron positivamente, registrando una alza de casi un 10 por ciento -la más grande en un solo día desde 2008- un día después de sufrir la peor jornada desde 1987.
El número de casos confirmados se elevó a mas de 2 mil, con 45 muertos -pero esas son cifras producidas con pocas pruebas, y se supone que habrá un incremento exponencial una vez que se cuente con las herramientas diagnósticas.
Más clausuras
Cada día la vida cotidiana “normal” es interrumpida con más medidas que cancelan actividades de diversas agencias y entidades, cerrando miles de escuelas y universidades, mientras se alarga la lista de eventos cancelados o postergados como resultado de la pandemia. Entre estas:
-Las escuelas públicas de Los Ángeles, San Diego y Houston cerrarán a partir del lunes, con escuelas en por lo menos otros nueve estados y otros distritos.
-Luisiana fue el primer estado en postergar sus elecciones primarias, programadas para el 4 de abril.
-Se canceló el famoso maratón de Boston y el torneo de golf Masters.
-Todo el sistema de bibliotecas públicas de la ciudad de Nueva York cerrarán por lo menos hasta fines de mes. Los programas nocturnos de charla y otros grabados con público en vivo suspenderán sus operaciones por ahora.
-Se han suspendido visitas turísticas del Capitolio y la Suprema Corte, entre otros sitios del gobierno.
Proyecciones alarmantes
Cálculos de las dimensiones potenciales de esta epidemia del Centro de Control de Enfermedades (CDC) y expertos internacionales, elaborados el mes pasado proyectaron que, en el peor de los casos y sin una intervención organizada (que ahora está en curso y por lo tanto se supondría que reduce estas consecuencias), eran de una crisis con entre 160 a 214 millones de personas en Estados Unidos infectadas con entre 2.4 a 21 millones requiriendo hospitalización (en un país que cuenta con menos de un millón de camas disponibles), reportó el New York Times.
A la vez, una fuente dentro del gobierno comentó a National Public Radio que en enero Trump bloqueó multiplicar las pruebas del coronavirus porque deseaba evitar registrar números crecientes de casos para no afectar su imagen y su campaña de reelección.
Por todo ello, varios expertos coinciden en que las consecuencias que se acumularán por esta pandemia eran en gran medida prevenibles y su gravedad será resultado del manejo político al inicio de esta crisis.
Una periodista haitiana tuiteó: “mi tío me habló desde Puerto Príncipe esta mañana para saber si necesitaba huir de éste, mi país, hoyo de mierda (empleando la palabra de Trump “shithole”), con la cual se refeiere a países pobres de donde provienen inmigrantes).