Chantilly, Virginia, EU. En la oscuridad, los agentes se arman en silencio con cascos y pertrechos tácticos. Cargan arietes, cortafierros y armas pesadas al subir a pie por una cuesta en una calle residencial de California iluminada suavemente por los faroles.
"¡Policía! ¡Orden de cateo!", grita un agente mientras otros golpean la puerta. "¡Policía! ¡Orden de cateo!". Tres golpes estruendosos del ariete derriban la puerta.
Momentos después, un miembro jerárquico del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) sale con las manos esposadas.
En allanamientos el miércoles por la madrugada, agentes federales en diversas partes de Estados Unidos culminaron una investigación de seis meses con el objetivo principal de desmantelar la máxima jerarquía del cártel y acercarse a su líder, uno de los hombres más buscados por Estados Unidos. Se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por la captura de Nemesio El Mencho Oseguera.
Los oficiales arrestaron a más de 500 personas, incautaron 15 mil kilos de metanfetamina y casi 20 millones de dólares al ejecutar las órdenes de allanamiento y arresto.
"Las presas del Mencho y sus secuaces son los adictos y los pequeños pueblos donde actúan como matones y los infiltran", dijo Wendy Woolcock, la agente a cargo de la división de operaciones especiales de la agencia antidrogas DEA. "Prometen esperanza y entregan desesperación".
Para Estados Unidos, combatir al grupo criminal más grande y violento de México es una prioridad. Los agentes federales creen que el cártel tiene centros de distribución en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Houston y Atlanta.
A diferencia de otros cárteles, el CJNG no vacila en atacar a las fuerzas policiales y militares, y se le atribuyen los ataques más mortíferos en México. Ha realizado actos espectaculares de violencia para eliminar a sus rivales.
"Su propensión a la violencia tiene mucho que ver, son una organización muy violenta, una organización muy bien armada, pero lo que echó la gasolina al fuego fueron las drogas sintéticas", dijo Bill Bodner, agente a cargo de la oficina de la DEA en Los Ángeles.
The Associated Press tuvo acceso exclusivo al allanamiento en las afueras de Los Ángeles y el centro de mando nacional. En California, una docena de agentes se prepararon el miércoles para la incursión. Allanaron la casa, una majestuosa mansión de estilo colonial español color salmón con una gran araña en el vestíbulo y palmeras en el jardín, y se arrastraron por el suelo para inspeccionar debajo de los autos. No se disparó un solo tiro.
Arrestaron a Víctor Ochoa, de 34 años. La DEA lo acusa de regentar un depósito para el cártel. Se desconoce si tiene un abogado que hable sobre su situación judicial.
En el centro de mando en un edificio anónimo en el norte de Virginia, una docena de analistas y agentes contemplaban las pantallas de sus computadoras en una sala de conferencias. A medida que los agentes derribaban puertas, sonaban los teléfonos y los analistas anotaban los arrestos y los alijos de drogas incautados.
Un analista incluía la información en una computadora de la DEA mientras otros investigaban los números telefónicos, las direcciones y los apodos hallados en los allanamientos.
La agente a cargo de las operaciones especiales se reúne con su gente en torno a un mapa térmico: los puntos rojos se vuelven más y más oscuros a medida que se efectúan arrestos, principalmente en Texas, California y Nueva Jersey. Para las 9 de la mañana, hay más de 60 arrestos.
Si bien la principal fuente de ingresos de los cárteles mexicanos era la marihuana, ese mercado se ha disipado parcialmente tras la legalización del cannabis en decenas de estados.
Ahora su principal mercadería son las metanfetaminas y el fentanilo, que venden a 14 veces el costo de fabricación. Con éstas inundan las calles de Estados Unidos, alimentan la indigencia y la crisis de opioides y dejan un reguero de cadáveres provocados por las sobredosis.
El CJNG surgió en 2010 de un ala del cártel de Sinaloa en la ciudad occidental de Guadalajara. Al principio se especializaba en la producción de metanfetamina, pero ahora, como la mayoría de los cárteles mexicanos, también realiza envíos de fentanilo, cocaína y heroína.
Lo dirige el esquivo Oseguera, cuyos guardaespaldas derribaron un helicóptero militar mexicano que intentaba arrestarlo. Últimamente los fiscales han presentado cargos contra su hijo, Nemesio "El Menchito" Oseguera, y su hija, Jessica Johanna Oseguera.
Los agentes dicen que es más peligroso que el célebre Joaquín "El Chapo" Guzmán, quien al frente del cártel de Sinaloa traficó drogas y perpetró asesinatos y otros crímenes durante más de dos décadas.
"Creo que la amenaza del Mecho y el CJNG es mayor, porque cuando capturaron al Chapo el cártel de Sinaloa estaba fracturado, un poco dividido", dijo Bodner.
Para Mencho y su pandilla, su negocio de drogas es eso, un negocio, dijo Bodner.
"Son un poco más disciplinados. Lo suyo no son las fiestas y la buena vida, es el negocio del tráfico y el control, por eso son más de temer".
El cártel de Jalisco también es conocido por circular descaradamente en caravanas de camionetas con el logo "CJNG" y por publicar videos de sus sicarios con armas pesadas y uniformes militares. Aunque México dice que ya no se concentra en arrestar a los capos, el gobierno a extraditado a Oseguera hijo y detenido algunos de sus secuaces.