Ciudad de México. Además de lavarse la manos frecuentemente, los expertos recomiendan mantener la manos fuera del rostro, ojos, nariz y boca para protegerse del coronavirus o de cualquier otra infección, lo cual es más fácil de decir que de hacer ya que según un estudio de 2015, la persona promedio se toca la cara hasta 23 veces por hora.
“Incluso para los profesionales de la salud tiene problemas para no tocarse la cara” publicó el jueves pasado el Departamento de Salud de Santa Clara, California en Facebook.
“Se trata de un comportamiento subconsciente”, dijo el viernes pasado al diario USA Today la presidenta de la Asociación para lo Profesionales en el Control de Infecciones y Epidemiología (APIC), Connie Steed.
--¿Porque dejar de tocarse la cara?
--El rostro contiene múltiples caminos para que las infecciones ingresen al cuerpo y las manos pueden estar contaminadas sin que uno lo sepa.
“Puedes limpiarte las manos todo el día, pero en cuanto comienzas a tocar objetos de nuevo… lo gérmenes en las manos se multiplican”, dice Steed.
Lavado de Manos: Puedes no estar efectuando correctamente el lavado de manos aún sin saberlo.
Por lo que recomienda: Mantenernos Alerta. Al hacerlo podemos incrementar nuestro sistema autoinmune y mantener a raya el coronavirus y otras infecciones.
“Si pudiéramos ver los gérmenes en nuestras manos, nos sería más fácil mantenerlas alejadas de nuestra cara”, afirma Steed.
--¿Por qué es tan difícil parar de tocar nuestra cara con las manos?
--Porque es un hábito común y la mayoría de la gente lo hace sin darse cuenta. LA APIC calcula que la persona promedio se toca la cara 23 veces por hora basada en un estudio de 2015. Es un hábito que adquirimos de niños y que nunca detenemos, señala Steel. Hacerse consciente del problema es un buen lugar para empezar.
Algunos consejos para romper el hábito son:
Mantener nuestras manos ocupadas como puede ser con una pelotita antiestrés. Otra opción puede ser amarrar una liga a nuestra muñeca y jugar con ella. Mantener las manos aprisionadas entre las piernas mientras permanecemos sentados. Contar con algún amigo que nos ayude a alertarnos cuando vayamos a tocarnos la cara. Poner atención si somos de los que nos mordemos las uñas.