El miércoles pasado, el representante del gobierno golpista ante la OEA, Ramiro Jáuregui, acusó de injerencia e intromisión por parte de países como México quienes, aseguró, emplearon un análisis de dos científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) –que concluyen que no hay un soporte estadístico que demuestre la existencia de un fraude en el país andino– para desprestigiar al secretario general del organismo interamericano, Luis Almagro.
México, que fuera el abanderado de la no intervención, y otros países que le hacen juego a Cuba y al gobierno de Nicolás Maduro, que parecen tener más afinidad con los principios ideológicos de sus gobernantes de turno que con los valores perennes del estado de derecho y la democracia, cometen graves actos de intromisión directa en asuntos de Bolivia sin que nadie les haya atribuido ningún derecho a participar en un tema que corresponde exclusivamente a los bolivianos
, apuntó Jáuregui.
En declaraciones a medios, Ebrard Casaubon descartó injerencia por parte del Estado mexicano, en cambio la aclaración es asunto de sentido común. Lo anterior toda vez que la OEA presentó su reporte el mismo día que el ejército en Bolivia pidió la renuncia al presidente electo y legítimo de ese país.
“Le estamos pidiendo a la OEA, a los miembros, que nos aclare, en que varía, o por qué hay una diferencia tan grande entre el informe que presentó la OEA respecto al estudio que hicieron los del MIT porque el asunto no es baladí, es un asunto mayor… Que yo recuerde no ha habido ningún estudio de esa importancia o de esa naturaleza que ponga en entredicho una resolución de un informe de la OEA”.
Al ser cuestionado si el secretario general del organismo interamericano no aceptara hacer el informe sobre el caso de Bolivia, el canciller respondió: La OEA es una organización más grande que él. Él sólo es el secretario general. A veces se le olvida”.