Ciudad de México. No hubo fronteras entre el público y Los Tigres del Norte, pues la música norteña, el mariachi, los corridos y algo de cumbia, diluyeron los espacios físicos, para recrear una especie de festividad familiar en el Auditorio Nacional.

Junto con Los Jefes de Jefes, miles de gargantas entonaron -más de 50 canciones, durante más de tres horas- clásicos de amor y desamor; de traiciones y decepción, incluido un mensaje al mandatario estadounidense en la letra Somos más americanos.

Se recordó el bloqueo amoroso debido a una puerta negra, así como a la migra, el contrabando, las pacas de a kilo, hasta llegar a la banda del carro rojo y Camelia La tejana. Las letras de esas canciones, entre otras más, tuvieron múltiple fuerza interpretativa que sacudió el inmueble de Reforma.

Mientras los bailes norteños se desbordaron por los pasillos, con parejas que aprovecharon para lucir sus mejores pasos; con la diferencia de que ahora sacudían los cuerpos con canciones de sus ídolos en vivo, quienes destellaron colores plateados sobre el escenario. Los Tigres del Norte, tal vez, sin pensarlo, fueron brillantes estrellas en su primera noche, de tres programadas, en el Auditorio Nacional.

Los Jefes de Jefes se acercaron a sus férreos adeptos, de manera espontánea y natural, sin recordar el alcance internacional que han logrado en más cinco décadas. Cantaron casi todas las peticiones del público y, se dieron tiempo de acercarse al filo del escenario, para posar en las selfies que varias personas les solicitaron. Ellos, afirmaban y, con su instrumento, sin perder concentración, se colocaban para salir en un segundo plano de las fotografías.

Este sábado, Los Jefes de jefes, tendrán una segundo recorrido musical por todos sus éxitos y con temas del nuevo álbum Y su palabra es la ley, dedicado a Vicente Fernández, el consentido de Dios. Los Tigres del Norte, regresarán el 17 de abril al recinto de Reforma.