Solentiname. Campesinos, artesanos y estudiantes del Archipiélago nicaragüense de Solentiname despidieron este sábado con rezos y cantos al sacerdote Ernesto Cardenal, enterrado la víspera, asegurando que su espíritu permanecerá en sus "corazones".
"Sabemos que lo tenemos aquí enterrado, pero él ha quedado en nuestros corazones. En el archipiélago de Solentiname sentimos su presencia en nuestro arte", expresó a la AFP la artesana Lidia Castillo, de 46 años, tras una misa celebrada en su memoria en la iglesia de la localidad.
"Siento como que él está vivo", dijo por su parte Petrona Hernández, de 50 años, una cocinera del puerto naval de la isla que aun recuerda cómo Cardenal pasaba los días leyendo en una hamaca que tenía colgada en su cabaña de madera, a orillas del lago Cocibolca, el segundo más grande de la región.
Cardenal murió el 1 de marzo a los 95 años en un hospital de Managua a causa de un paro cardíaco que le devino tras una descompensación generalizada.
Fue enterrado el viernes en secreto en la isla Mancarrón, la más grande de los más de 30 islotes que integran el archipiélago de Solentiname del lago Cocibolca, por temor a que el gobierno causara disturbios durante el sepelio.
El poeta, que los lugareños llaman con cariño "Ernesto", llegó a las abandonadas islas del archipiélago en 1966 a fundar una comunidad religiosa de la orden trapense y ayudar al desarrollo de sus habitantes.
Cardenal fue ministro de Cultura durante la revolución sandinista (1979-1990) que encabezó Ortega, pero luego se convirtió en su acérrimo crítico por aferrarse al poder tras su retorno en 2007.
Los seguidores del partido gobernante Frente Sandinista de Nicaragua profanaron con agresiones e insultos la misa de cuerpo presente que se realizó el martes en la catedral de Managua.
Los nativos de las islas llegaron a pie y en botes a darle su último adiós en la misa celebrada en la iglesia de Solentiname, que fue presidida por el sacerdote Luis Sábalo.
"Que la vida de Ernesto Cardenal motive a muchos a seguir adelante", instó el religioso en la ceremonia, en donde dijo que el poeta encontró en estas bellas islas "el lugar ideal para servir a Dios".
En esta pintoresca iglesia hay dibujos pintados en su interior y fotos que recuerdan los años en que Cardenal trabajó con los campesinos de la zona y donde pasaba sus días escribiendo en una vieja máquina de escribir.
Los homenajes comenzaron tras su sepelio, la noche del viernes, con decenas de pobladores que frente a la iglesia rememoraron sus poemas, sus enseñanzas, misas y diálogos que sostenía con la gente, instándolos a luchar contra las injusticias.