Riad. La decisión de Arabia Saudita, considerada imprescindible, de suspender la umra, o peregrinación menor a La Meca para evitar la propagación del coronavirus, podría poner en peligro su economía y su imagen internacional.
El miércoles las autoridades suspendieron esta peregrinación llamada menor porque se puede hacer fuera de la época del hach, la peregrinación mayor a La Meca.
Una decisión que hace temer por el futuro del hach, uno de los pilares esenciales del islam, que este año debe celebrarse entre finales de julio y principios de agosto.
El país también prohibió la entrada de peregrinos en las ciudades santas de La Meca y Medina, los dos primeros lugares santos del islam.
Las autoridades decidieron además vaciar completamente este jueves la gigantesca área que rodea la Kaaba, la estructura cúbica envuelta en una tela negra alrededor de la cual los fieles deambulan, para "esterilizar" el lugar.
Se trata de una "medida preventiva temporal", explicó un alto responsable saudita a la AFP, aunque reconoció que no tenía "precedentes".
Estas medidas se producen ante el temor de los países del Golfo de que se propague la epidemia de coronavirus, tras haber registrado más de 150 casos, la mayoría de personas que volvían de peregrinaciones en Irán, uno de los mayores focos de la epidemia en el mundo, después de China.
El pequeño peregrinaje corría el riesgo de convertirse en un foco importante de contaminación en Arabia Saudita, donde fueron confirmados cinco casos.
Su suspensión se enmarca en las medidas de prevención tomadas por otros países, incluidos rivales regionales como Irán, Catar o Turquía.
La decisión saudita frustrará a millones de fieles que querían hacer esta peregrinación a los lugares santos, un pilar de la legitimidad internacional del país.
Además supone renunciar a miles de millones de euros de ingresos anuales gracias al turismo religioso.
Muchos fieles llegados del mundo entero invierten todos sus ahorros para realizar la pequeña peregrinación. Para muchos, la suspensión de la umra ya supone una catástrofe.
En este sentido, la embajada de Indonesia en Riad pidió a las autoridades sauditas que permitan a sus ciudadanos seguir con sus planes de peregrinación.
"Más responsable que Irán"
Las grandes instituciones religiosas en Arabia Saudita, así como en el extranjero, como Al Azhar -una de las más prestigiosas instituciones sunitas con sede en El Cairo- aprobaron la suspensión de la umra, tal y como repitieron los medios oficiales.
Pero según Yasmine Farouk, especialista de Arabia Saudita en el Carnegie Endowment for International Peace, en Washington, la decisión podría "poner en entredicho el control saudita de los lugares santos del islam".
Las autoridades sauditas no quisieron responder a las preguntas de la AFP.
Para Umar Karim, un investigador del centro de reflexión Royal United Services Institute, con esta medida inédita "Arabia Saudita intenta presentarse como más responsable que Irán", acusado de supuesta negligencia en el control del coronavirus en su territorio.
Arabia Saudita ya intenta contener las críticas de los conservadores contras su reciente política de apertura a las mujeres de eventos deportivos y culturales, que rompió con décadas de conservadurismo.
Las autoridades aseguran que las restricciones de la peregrinación son "temporales" y que serán "rexaminadas" en función de la evolución de la situación sanitaria mundial.
"Restricciones presupuestarias"
El turismo religioso, que representa 12 mil millones de dólares cada año, según cifras del gobierno, es vital para las finanzas sauditas, en un contexto de caída del precio del petróleo, del que el país es el primer exportador en el mundo.
Arabia Saudita, que antes gastaba sin contar gracias a sus ingresos petroleros, está obligada ahora a lo que una fuente cercana al gobierno califica de "restricciones presupuestarias".
"Los ministros sauditas fueron informados que tienen que dar cuenta de cada céntimo que gastan", dijo esta fuente, que no quiso identificarse.
Según la consultora Capital Economics, los efectos económicos de la limitación de la peregrinación serán "importantes", en particular durante el periodo del Ramadán, que empieza en abril, considerado como propicio para hacer la umra.
"El impacto será quizás más importante todavía si las restricciones se prorrogan hasta finales del mes de julio, cuando empiece el hach, que representa cerca de una cuarta parte del número total de peregrinos extranjeros", añadió.