A la nueva Coordinación de Igualdad de Género de la UNAM se le ha encomendado la implementación de una política institucional encaminada a ese objetivo; tarea que tiene que ver con un importante cambio social, político, nacional y estructural, en cuanto a la cultura patriarcal, afirmó Tamara Martínez Ruiz, titular de la Coordinación.
Con esta entidad, la Universidad escucha aún más las voces de las mujeres, principalmente las pertenecientes a colectivos estudiantiles que han puesto sobre la mesa la agenda feminista y del cambio. La UNAM se muestra receptiva e interesada en erradicar la violencia de género, no sólo en sus campus, pues el propósito es permear a todos los ámbitos de la vida cotidiana, a nivel nacional y mundial, dijo en entrevista.
La Coordinación de Igualdad de Género, que depende directamente de la Rectoría, sistematizará y reconocerá todo el trabajo que históricamente ha hecho la Universidad en este ámbito. Pero “aún falta trabajo por concretar, y seguir proponiendo”, dijo la directora saliente de la Escuela Nacional de Estudios Superiores unidad Morelia.
En esta labor el Centro de Investigaciones en Estudios de Género (CIEG) es pieza clave, “así como las colectivas estudiantiles, a través de sus pliegos petitorios y necesidades. La Coordinación busca articular entidades y sectores universitarios, pues muchos de ellos ya están impulsando estrategias para generar una institución con igualdad de género, expuso.
Martínez Ruiz, antropóloga social y psicóloga, resaltó que algunas de las acciones a realizar en la Coordinación serán los módulos de atención a denuncias en todos los planteles de la UNAM; hacer una encuesta sobre violencia de género que permita conocer y reconocer la realidad para prevenir estos actos; además de desarrollar un programa para identificar los espacios más problemáticos en cuanto a violencia de género, para renovarlos y erradicarla.
En el ámbito académico, la coordinadora señaló que algunos de los planteamientos son instrumentar cursos sobre igualdad de género en la bienvenida a los alumnos de nuevo ingreso; implementar un programa en línea y presencial permanente en la materia, disponible para todos los campus; y dar seguimiento a la revisión de los planes de estudio para incluir la perspectiva de género.
También, renovar los estímulos para el personal académico que contemple cursos sobre igualdad de género; y a nivel secretarías, lograr una articulación al escuchar a los sectores académico, administrativo, laboral y la comunidad universitaria, para transversalizar, a través de los cuerpos colegiados, los programas de enseñanza.
De igual manera, se impulsará a través del conocimiento, la vinculación y la extensión universitaria, la cultura de igualdad de género, en coadyuvancia con la legislación universitaria.
“Los consejos técnicos de cada escuela, facultad, instituto y centro tendrán una tarea importante para echar a andar los códigos de ética universitarios, con perspectiva de género. Este proyecto pretende no sólo un cambio en la Universidad, sino un cambio estructural”, subrayó.
Esta transformación de la política institucional requiere, primero, reconocer que hace falta un cambio, luego transformar, erradicar la violencia y finalmente lograr la igualdad de género, precisó.
Martínez Ruiz destacó que para que las mujeres se sientan seguras en los distintos espacios universitarios, es fundamental la cultura de la denuncia y del cuidado a la víctima.