Chilpancingo, Gro. El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, aseguró que la violencia durante el fin de semana en Guerrero, principalmente en Acapulco y Chilpancingo, donde hubo 11 personas ejecutadas, tiene que ver con “la apertura de los nuevos mercados de las drogas, que se debe a la baja en el precio del kilo de amapola”.
Entrevistado después de reunirse con indígenas de comunidades del municipio de Chilapa de Álvarez, dijo que va a "preguntar a esos señores (los narcos) para que me digan quien fue, porque pudo ser el crimen organizado, pero también la delincuencia común".
El obispo recordó que ya no se siembra amapola en la sierra de Guerrero debido a que el precio bajó "yo denuncie que en Chilpancingo se están introduciendo drogas duras como el fentanilo, la piedra, y la china white”.
Mencionó que en el caso de Acapulco, que es un centro turístico "la gente no va a ese lugar solamente a divertirse, ahí hay alcohol, sexo y drogas".
Rangel Mendoza afirmó que su diócesis está a favor de la legalización de drogas como la mariguana para uso medicinal pero no para uso lúdico, “no somos un pueblo educado y bien alimentado, como Noruega, ahí si se puede, pero en México no”.