Berlín. Irán se llevó el Oso de Oro en la edición 70 del Festival Internacional de Cine de Berlín, con There is no Evil (No hay diablo).
El director del censurado filme en su país, Mohammad Rasoulof, quien tiene vetado salir de su patria, fue encarcelado en 2010 durante un año. De hecho, todo su trabajo cinematográfico –siete filmes en total– está censurado.
La cinta es un planteamiento contra la pena de muerte a través de cuatro historias que se centran en los individuos que la ejecutan, ya sea en el conflicto o en la total ausencia de éste, en el plano cotidiano, moral o sicológico de los llamados “verdugos”. Una de las historias, acaso la más sorprendente, corta por un momento la respiración al espectador.
Es el retrato de un padre que amorosamente cuida de su familia, su esposa, así como su pequeña hija y protege también a su anciana madre; ayuda a su mujer a teñirse el cabello y se levanta a las 3 de la mañana para ir a su trabajo.
Su espacio laboral es un cuarto, acaso de seis metros cuadrados, un tanto lúgubre. Una mesa y una silla son el único mobiliario. Su provisión alimenticia la lleva de casa. Ahí hay una pared con botones que a una hora específica el hombre hace accionar. La escena siguiente interrumpe el aliento: se ven las piernas y los pies con movimientos espasmódicos de cuatro seres humanos que fueron ejecutados en la horca; después, la orina que corre por tres de esos cuerpos ya inertes. Fin de la historia.
La fuerza de There is no Devil radica en la sutil manera de llevar a la pantalla un planteamiento político de esa dimensión contra la pena de muerte.
El director que, evidentemente no pudo acudir a Berlín, fue representado por todo su equipo de trabajo, que recibió emocionado y con lágrimas el máximo galardón del festival.
Historia incubada dos décadas
Italia se hizo con dos premios: a la mejor dirección, por Favolacce, fábulas infames (La Jornada 25/2/20) y la mejor actuación masculina, para Elio Germano, por su magnífica caracterización del singular artista italiano Antonio Ligabue.
Los gemelos idénticos, Fabio y Damiano D’ Inocenzzo, directores de Favolacce fábulas infames (Idem) comentaron al recibir el premio: “Esta historia, de hecho, la tenemos pensada desde que tenemos 19 años; ahora tenemos 40”.
En tanto, Los Lobos, de Samuel Kishi Leopo, se lleva premios por doble partida también. El mexicano Samuel Kishi Leopo, emocionado por los galardones recibidos: el Premio de la Paz del jurado independiente y el Gran premio del Jurado de la sección Generation (La Jornada: 28 y 29 de febrero), agradeció a todo su equipo por el compromiso y entrega para la realización de la película.
En conversación telefónica con este medio, expresó: “Estoy agradecidísimo con la productora de Animal de Luz, Inna Payán; con Leticia Carrillo y con mi hermano Kenji por componer la hermosa música. Gracias a la Berlinale y la sección Generation.
“Ha sido una gran oportunidad para poder mostrar la película a los miembros del jurado y a la maravillosa audiencia de niñas y niños que llenaron las salas, así como por escuchar preguntas tan poderosas como ‘¿por qué esa familia tuvo que dejar su hogar?’, lo que me llena el corazón, y también con mi mamá, Marcela Leopo. Esta película está dedicada a ella, por luchar contra todas las adversidades, por su gran amor. Esta película es para mi jefa”, expresó.
Las reuniones con distribuidores alemanas ya comenzaron desde este fin de semana. En 2014 la Berlinale catapultó la carrera del cineasta mexicano con Somos Mari Pepa.